Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los periodistas más importantes de la radio y la televisión de nuestro país. Y es que Sergio Lapegüe ha sabido muy bien cómo consolidarse con su estilo desestructurado, cercano y siempre ameno. Sin embargo, hubo un momento en el que tuvo que tomar una decisión trascendetal para su carrera.
“Siempre me costó decir que no. Me encantan los nuevos desafíos y soy un apasionado de mi trabajo. Ser así a veces me juega en contra: hay días en los que me encuentro sobrepasado por decenas de obligaciones con las que me cuesta cumplir. Siempre le digo a Bochi que me gustaría que el día tuviera 25 horas…”, comenzó diciendo delante de sus seguidores.
“La vida, en definitiva, se trata de tomar decisiones. Y, aunque me cueste, con los años aprendí que a veces hay que saber decir que no”, comentó Sergio Lapegüe y se refirió a la oferta que recibió en su momento para sumarse al Bailando, el ciclo de Marcelo Tinelli. “Unos años atrás, llegó un llamado inesperado: me proponían sumarme al Bailando por un Sueño”, lanzó.
“Aparecieron miles de preguntas: ¿por qué Marcelo Tinelli había pensado en mí? Yo no tengo glamour. Tampoco no soy una persona polémica. Debo reconocer que la idea me sedujo. Era un nuevo desafío para mi carrera. Ya se los dije: a mí me encantan los desafíos. También aparecieron las dudas, claro. ¿Cómo hago para presentar una nota desagradable después de bailar reggaeton? ¿Era creíble? ¿Y si me tocaba bailar en el caño?”, se preguntó.
“El llamado fue una revolución para mi vida. Y las opiniones aparecieron, aunque no las hubiera buscado. Mica, mi hija, dijo sí. También la mayoría de mis amigos. Elvis dio un rotundo no, por el miedo al ridículo. Igual que Bochi y mi mamá. Los oyentes me dejaban mensajes en la radio: que sí, que no… hasta me paraban por la calle para preguntarme qué iba hacer”, sostuvo el periodista.
“No les voy a mentir: por momentos pensé que era el momento para dejar la conducción del noticiero… pero la verdad es que no tenía ganas de dejar lo que tanto me gusta. La conclusión es conocida por todos: al final dije que no. Debo confesar que me costó. Era una de esas oportunidades que te intrigan, te tientan, te provocan. Una decisión como esa implicaba arriesgar mucho, aunque más adelante me pudiera arrepentir”, dijo el periodista.
“Pero a mí nunca me gustaron los juegos de azar. Es cierto que siempre corremos riesgos, incluso sin siquiera hacer cambios. Sin embargo, como siempre les digo, pasos cortos garantizan un camino seguro. Además, nunca se sabe qué nos puede ofrecer el futuro”, sentenció Lapegüe.