Las recientes manifestaciones en la puerta del Congreso de la Nación hicieron que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, le ordene a la Policía Nacional que aplique el protocolo antipiquetes. En este marco, hubo una importante cantidad de heridos y trasladados a hospitales por los gases lacrimógenos que arrojaron durante los momentos de mayor tensión.
Ante esto, organismos defensores de los derechos humanos agrupados denunciaron penalmente a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y a su par porteño, Waldo Wolff, por la utilización de una sustancia corrosiva por parte de las fuerzas de seguridad durante las manifestaciones de protesta contra la denominada Ley Ómnibus.
«Nos encontramos ante una grave situación de Violencia Institucional que amerita que lo aquí denunciado sea investigado, ya que arrojar sustancias químicas de alta potencialidad lesiva a las personas es altamente peligroso y dañino para la salud. Ello se potencia cuando quienes lo hacen son los integrantes de las fuerzas de seguridad estatales, que responden a una cadena de mandos jerárquica que confluye, a nivel nacional, en el Ministerio de Seguridad de la Nación, hoy a cargo de Patricia Bullrich, y el Ministerio de Seguridad de la Ciudad, hoy a cargo de Waldo Wolff», indicaron.
Los organismos humanitarios denunciaron «el uso por parte de las fuerzas de seguridad de un compuesto químico, altamente tóxico e irritante, que, por sus consecuencias y efectos, califica como instrumento de tortura» y que este gas «viene siendo usado de manera indiscriminada contra quienes ejercen pacíficamente su derecho a peticionar ante las autoridades o se solidarizan con esas personas».
«Entendemos imprescindible, en defensa de la salud pública y la integridad física de las personas involucradas, que se decrete como medida cautelar la prohibición del uso de este compuesto químico en tanto se avanza en la instrucción de esta denuncia y se determinan sus potencialidades lesivas», remarcó la presentación, según NA.
La sustancia química «ocasiona graves lesiones según la parte del cuerpo que resulte afectada. (…) A nivel pulmonar, provoca broncoespasmos y crisis asmáticas en personas sin antecedentes de patología de vías respiratorias; a nivel dermatológico causa irritación en la piel, sensación urente y quemaduras de origen químico de primer grado; a nivel ocular ocasiona queratitis por contacto y ceguera temporaria. Las lesiones generadas con el uso de la sustancia toxica utilizada genera un intenso, profundo y penetrante dolor que no calma con lidocaína», justificaron en el escrito que figura la «tortura» como un delito imputado por Patricia Bullrich y Waldo Wolff.
