El Ministerio de Defensa ha emitido una resolución para reforzar las normas lingüísticas en el ámbito militar y prohibió el uso del «lenguaje inclusivo». La medida, respaldada por regulaciones vigentes y la Real Academia Española (RAE), busca garantizar la claridad y precisión en las comunicaciones militares, aunque también es una clara bajada de línea por parte del Gobierno nacional que busca reducir el avance cultural del progresismo y la izquierda y sus variantes feministas, que tuvo su apogeo durante el kirchnerismo.
La resolución establece que las comunicaciones en el ámbito de la Defensa Nacional deben ser breves, claras y concisas, siguiendo las normativas de la RAE y los reglamentos militares correspondientes. Se argumenta que el uso incorrecto del lenguaje puede afectar el desarrollo de operaciones militares y generar confusión.
Especial atención se ha dado al «lenguaje inclusivo», el cual ha sido prohibido en el ámbito del Ministerio de Defensa, las Fuerzas Armadas y los organismos descentralizados del Ministerio. Se argumenta que cualquier desviación o desnaturalización del castellano puede inducir a interpretaciones erróneas, afectando la ejecución de órdenes y disposiciones.
El Ministerio de Defensa argentino se rige bajo las recomendaciones de la RAE
La resolución también destaca las recomendaciones de la RAE y la Academia Argentina de Letras, quienes señalan que la lengua no puede reinventarse conscientemente de la noche a la mañana. Se subraya que el masculino genérico ya es inclusivo y cumple su función como término no marcado de la oposición de género.
En términos prácticos, se dispone que el idioma castellano debe emplearse conforme a la normativa y reglamentación de cada área respectiva, respaldándose en la RAE y los reglamentos vigentes en las Fuerzas Armadas. Además, se implementarán medidas de difusión y capacitación para asegurar el cumplimiento de estas directrices.
El incumplimiento de la resolución puede acarrear responsabilidades en los respectivos ámbitos. La medida refleja la postura firme del Ministerio de Defensa en preservar la integridad del lenguaje militar y garantizar que las comunicaciones sean interpretadas de manera precisa y efectiva. Sin embargo, el cambio político también insidió en la prohibición del lenguaje inclusivo.
