Las fuerzas de Israel asaltaron este jueves el mayor hospital en funcionamiento de Gaza. El ejército israelí describió su incursión en el Hospital Nasser como «precisa y limitada» y dijo que se basaba en información creíble de que Hamás se escondía en las instalaciones, había mantenido rehenes allí y que los cuerpos de los rehenes podrían estar todavía allí. Un portavoz de Hamás lo negó, calificándolo de «mentiras».
El enclave dirigido por Hamás afirmó que Tel Aviv había obligado a desalojar a las personas desplazadas y a las familias del personal médico refugiadas en el hospital Nasser. La guerra comenzó el 7 de octubre, cuando Hamás envió combatientes a Israel, matando a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y apresando a 253 rehenes, según los recuentos israelíes.
Desde entonces, la ofensiva aérea y terrestre de Israel ha devastado la pequeña y atestada Gaza, matando a más de 28.500 personas, también civiles en su mayoría, según las autoridades sanitarias de la franja gobernada por Hamás, y obligando a casi todos sus habitantes a abandonar sus hogares.
La oficina humanitaria de la ONU había dicho el miércoles que el hospital Nasser estaba asediado por las fuerzas israelíes, con denuncias de disparos de francotiradores contra las instalaciones, poniendo en peligro la vida de médicos, pacientes y miles de desplazados, informó Reuters.
Médicos Sin Fronteras denunció que las personas a las que Israel había ordenado evacuar el hospital se enfrentaban a la disyuntiva imposible de quedarse «y convertirse en un objetivo potencial» o marcharse «a un paisaje apocalíptico» de bombardeos.
Los combates en el hospital se producen en un momento en que Israel se enfrenta a una creciente presión internacional para que actúe con moderación en su guerra de Gaza, después de haber prometido insistir en su ofensiva contra Ráfah, el último lugar relativamente seguro para los civiles en el enclave.