El expresidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, reunió el domingo a miles de simpatizantes en la emblemática Avenida Paulista de San Pablo, para demostrar su fortaleza política en medio de investigaciones, que muchos creen, que podrían llevarlo a la cárcel.
Bolsonaro, que llamó a la manifestación después de haber sido objeto de una redada policial este mes como parte de una investigación sobre un presunto intento de golpe de Estado, habló por alrededor de 20 minutos para defenderse mientras recordaba su período entre 2019 y 2022. Se abstuvo de atacar a viejos enemigos y al Supremo Tribunal Federal.
A Bolsonaro le confiscaron el pasaporte y se le acusó de editar un proyecto de decreto para anular los resultados electorales, presionar a jefes militares para que se unieran a un intento de golpe de Estado y conspirar para encarcelar a un juez del Supremo Tribunal Federal tras su derrota electoral frente al presidente izquierdista Lula da Silva en 2022.
El 8 de enero de 2023, los partidarios de Bolsonaro invadieron y saquearon el palacio presidencial de Brasil, el Supremo Tribunal Federal y el Congreso, pidiendo un golpe militar, una semana después de que Lula asumiera el cargo. Durante su discurso, el expresidente negó las acusaciones y dijo que estaba siendo «perseguido», añadiendo que el proyecto de decreto se basaba en la Constitución, informó Reuters.
También pidió amnistía para las personas que participaron en los disturbios del 8 de enero. «¿Qué es un golpe? Es un tanque en la calle, es arma, es conspiración, es llevar a las clases empresariales para su lado, nada de eso se hizo en Brasil. Nada de eso hice, y me continúan acusando por golpe», expresó ante miles de personas.
Con banderas israelíes
El líder de extrema derecha pronunció su discurso encima de un camión rodeado de seguidores vestidos de verde y amarillo, muchos de los cuales también portaban banderas israelíes. Lula está en medio de una disputa diplomática con Israel por comentarios en los que comparó la guerra de Israel en Gaza con el genocidio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Bolsonaro, quien manifestó la semana pasada que los comentarios del presidente izquierdista eran «criminales», también desplegó una bandera israelí. Sus aliados esperan que la manifestación del domingo demuestre que Bolsonaro, que tiene prohibido presentarse a las elecciones hasta 2030, aún mantiene fuerza política en un Brasil profundamente polarizado.
«No está muerto, es competitivo y puede no haber injusticia», dijo el diputado Marco Feliciano, miembro del Partido Liberal del exmandatario, añadiendo que Brasil «se convertiría en un caos» si el expresidente fuera detenido. Decenas de legisladores y algunos gobernadores estatales asistieron a la manifestación, incluido el gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, quien fue ministro de infraestructura de Bolsonaro y es visto como un potencial sucesor en la política de derecha de Brasil.