El presidente argentino, Javier Milei, ha puesto en el centro del debate la existencia de los fideicomisos, una masa de recursos que ronda los $3 billones, con la intención de eliminarlos por decreto para no pasar por el Congreso. Estos fondos, que han sido utilizados para financiar una variedad de proyectos y programas, se han convertido en un punto de controversia debido a su falta de transparencia y objetivos específicos.
Los primeros fideicomisos fueron creados en 1995 durante la gestión de Carlos Menem como parte de las privatizaciones y el ajuste fiscal. Sin embargo, su uso se ha expandido significativamente desde entonces, pasando de 15 en 2012 a 28 en 2023, con un rápido crecimiento de los recursos desde 2018 durante la gestión de Mauricio Macri.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, los fideicomisos representaban el 1,12% del PBI en 2012, aumentando al 2,08% en 2021. Para el Presupuesto 2024, se proyectaban 29 fondos fiduciarios con recursos por $3 billones, más de la mitad financiados con transferencias del Tesoro y el resto con impuestos y rentas de la propiedad.
Javier Milei ha anunciado su intención de emitir un decreto para eliminar todos los fideicomisos, generando inquietud en diversos sectores. Considera que estos fondos son parte de las «cajas negras» de la política debido a su falta de transparencia y objetivos específicos. El Gobierno busca eliminarlos como parte de sus esfuerzos para reducir el déficit, después de la caída de la Ley Ómnibus en el Congreso.
Principales Fideicomisos
Entre los fideicomisos más relevantes se encuentran el FFSIT destinado a subsidiar a empresas de transporte, el PROCREAR para facilitar el acceso a la vivienda, el FISU enfocado en la integración socio-urbana, y otros vinculados al desarrollo productivo, garantías empresariales y subsidios de gas.
La iniciativa de Milei plantea desafíos significativos, ya que estos fondos financian una variedad de sectores esenciales, desde transporte hasta vivienda y desarrollo provincial. El debate sobre la eliminación de los fideicomisos se intensifica, mientras el presidente busca recortar gastos para abordar el déficit.