En medio de la crisis económica y social que desafía cada día más a los argentinos, quedaron configurados en el calendario varios días no laborables. La Argentina acaba de atravesar un período inusualmente largo de inactividad laboral, motivado por la confluencia del receso de Semana Santa, un lunes como puente turístico y el 2 de abril dedicado a los caídos en las Islas Malvinas, sumando en total 6 días consecutivos. Esto fue motivo de quejas por parte de algunos comunicadores.
El reciente episodio protagonizado por Jorge Pizarro, periodista y conductor del programa «Un día de estos», que se transmite los domingos de 6 a 9 por Radio Rivadavia dejó una fuerte reflexión. «Señoras y señores, estamos en un fin de semana extra recontra largo, pero, si ustedes me permiten, respetuoso por supuesto de las celebraciones ¿Estamos para seis días sin trabajar?».
Pizarro, conocido por su cercanía con las inquietudes de la gente y su disposición a abordar temas de relevancia social, no se ha mantenido al margen. Durante su programa, expresó con vehemencia su preocupación por la extensión del asueto «¿Estamos para bajar la persiana de la Argentina seis días?», se preguntó Pizarro, evidenciando su postura crítica ante la decisión de extender el período de inactividad.
El periodista no dudó en contextualizar su inquietud, señalando la delicada situación que atraviesa el país: una inflación que supera el 10% mensual, salarios en declive, caída de la actividad económica en niveles comparables a los peores momentos de la pandemia, una pobreza que afecta a la mitad de la población y un sistema educativo en crisis.
Los efectos económicos negativos del fin de semana largo para la Argentina
La crítica no está fuera de foco. La falta de actividad laboral en estos 6 días reduce la producción de bienes y servicios en la economía. Esto podría aumentar la presión sobre los sectores productivos. Además, hay menos actividad comercial en general. Las tiendas minoristas, los restaurantes, los hoteles y otros negocios pueden experimentar una disminución en las ventas.
La inactividad laboral prolongada puede hacer que los consumidores sean más cautelosos con sus gastos. Esto puede llevar a una disminución en la confianza del consumidor y a una postergación de las decisiones de compra, lo que afecta las ventas en diversos sectores. El Estado también se ve afectado, porque se pagan menos impuestos producto de la poca actividad laboral.
