El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, prepara su primer informe de gestión para presentarlo en el Congreso, a pedido de la oposición. La Jefatura de Gabinete trabajan para brindar su primer informe de gestión hacia finales de abril, donde seguramente deberá responder miles de preguntas de los legisladores.
Con algunos meses de demora —de concretarse— sería la primera vez que Posse se apersone en el Congreso a intentar saldar las dudas de los legisladores. Su visita a la Cámara de Senadores estará marcada incluso por su participación activa en las negociaciones con gobernadores y bloques legislativos para reactivar la Ley Ómnibus y tras el rechazo del mega DNU en Diputados, informó NA.
Las presentaciones de los jefes de Gabinete en el Parlamento responden a la exigencia establecida en el artículo 101 de la Constitución Nacional que determina que el titular de ministros deberá «concurrir al Congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 71».
En febrero, el diputado radical Julio Cobos presentó un proyecto para solicitar la presencia de Posse en el Congreso. Iniciativa que fue acompañada por otros del espacio. «El 10 de diciembre asumió el presidente Javier Milei. Sin embargo, al día de la fecha su jefe de gabinete, Nicolás Posse, ha evitado dar declaraciones públicas. Informar sobre la marcha del gobierno es un deber republicano establecido constitucionalmente», planteó el mendocino.
A pesar de su bajo perfil, el jefe de ministros trabaja en las sombras con un gran despliegue de poder a fin de dar garantía a los principales objetivos del Gobierno. A diferencia de otros en su rol, relegó la tarea de vocero en el titular de la cartera de Interior, Guillermo Francos, y se encargan estrictamente de avanzar en el ambicioso plan de desregulación de la economía.
Posse se jacta de haber pasado la motosierra en profundidad en su «raviol» y saca chapa de que la Jefatura de Gabinete de Ministros se transformó en el área que aplicó mayores recortes. Tanto es así que tras la salida de Armando Guibert, la Secretaría de Transformación del Estado y Función Pública se disolvió y su función fue absorbida por dos secretarias existentes.