El Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF) publicó un informe que indica que las condiciones financieras de la Argentina mejoraron en marzo, después de 28 meses, en los que el país estuvo en lo que se conoce en la jerga bajo un «estrés severo» en su economía. La baja de la inflación, la deuda, la devaluación y las tasas de interés también invitan a un futuro cercano prometedor.
El informe utiliza algo llamado el Indice de Condiciones Financieras (ICF), que mide la salud general de la economía. En este momento, el ICF está en -7,3 puntos, lo que está muy cerca del promedio histórico de 0. Esto significa que la situación financiera del país no está ni muy bien ni muy mal.
Se destaca que las condiciones externas, es decir, los factores económicos fuera del país, han mejorado considerablemente. Esto ha sido beneficioso para la Argentina, aunque aún hay desafíos internos que enfrentar. En cuanto a las condiciones locales, han mejorado significativamente en comparación con los últimos meses, especialmente en áreas como los bonos en dólares, el mercado de valores (Merval) y los depósitos en dólares.
A pesar de esta mejora, todavía hay preocupaciones sobre la economía local, incluyendo expectativas de devaluación, inflación y tasas de interés que aún siguen siendo altas comparadas con la región, aunque menores a las que dejó el Gobierno de Alberto Fernández el 10 de diciembre.
«Las condiciones externas consiguieron un puntaje que está dentro del 10% más alto desde 2005, con un clima “risk-on” muy favorable a bonos, monedas y acciones de los países emergentes. Hay que decir que la Argentina también se benefició de esta tendencia global, aunque sin duda hay factores domésticos en juego», declaró la IAEF, la asociación civil sin fines de lucro que reúne a profesionales argentinos del ámbito de las finanzas.
Beneficios para la Argentina
Una mayor estabilidad financiera puede mejorar la confianza de los inversores tanto nacionales como extranjeros, lo que a su vez podría aumentar el crecimiento económico. Asimismo, una reducción en el estrés financiero puede ayudar a aliviar la presión sobre el gobierno y el Banco Central para implementar medidas con mayor efectividad.
