El Ministerio de Capital Humano anunció hoy que el Gobierno nacional no llevará a cabo la compra nacional de 14 millones de libros escolares destinados a alumnos de primaria, secundaria y jardines de infantes en todo el país. Esta medida tendrá un impacto variable en las provincias, según las necesidades y políticas educativas locales.
La decisión fue confirmada luego de que el Gobierno optara por descargar la responsabilidad de la compra en los distritos interesados en adquirir los ejemplares. Este cambio marca el fin del plan «Libros para Aprender», creado por la administración anterior, y supone otro giro en la política educativa nacional.
La gestión de Javier Milei argumentó que la compra de libros estaba demasiado demorada como para cumplir con el inicio del ciclo lectivo. Además, se señaló la supuesta falta de transparencia en el programa nacional heredado como razón para no seguir adelante con la compra.
Las provincias afectadas por la eliminación del plan Libros para Aprender
El impacto de esta medida varía según las provincias. Algunas, como la Ciudad de Buenos Aires o Mendoza, imprimen sus propios libros y no dependen del material enviado por el Gobierno nacional. Sin embargo, en otras, como Corrientes, Santiago del Estero o Río Negro, el programa «Libros para Aprender» fue valorado positivamente por proporcionar material bibliográfico a los estudiantes.
El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, expresó su preocupación por la falta de libros escolares este año, especialmente después de haber recibido 8 millones de libros en la gestión anterior. La viceministra de Educación de Río Negro, Ana Laura Giovanini, esperan definiciones sobre el futuro del programa en reuniones con autoridades nacionales.
La medida también genera escepticismo en algunas provincias respecto a la posibilidad de recibir reembolsos por los libros comprados, considerando otras partidas que el Gobierno ha cortado a nivel provincial. La decisión del Gobierno argentino de no adquirir los libros escolares tendrá un impacto diverso en las provincias, desde aquellas que cuentan con recursos propios hasta las que dependen del material proporcionado por el Estado nacional.
