Un tornado en el noroeste de Haití causó al menos 50 heridos, destruyó 200 casas y dejó sin hogar a más de 300 familias, según informó la ONU. Las autoridades meteorológicas haitianas advirtieron de inundaciones y corrimientos de tierra tras la tormenta del martes en la nación caribeña, una de las más pobres del mundo.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, que coordina la asistencia, comunicó que la Cruz Roja local y la agencia de protección civil estaban proporcionando ayuda y evaluando los daños en la zona más afectada de Bassin Bleu, a unos 25 kilómetros al sur de Port-de-Paix.
Según la Unidad Hidrometeorológica de Haití (UHM), una vaguada a la altura de Cuba genera humedad e inestabilidad en el centro y el oeste de las Antillas Mayores, por lo que prevé tormentas y ráfagas de viento en varios departamentos del país caribeño. Cerca de 360.000 personas se desplazaron en el país, según estimaciones de la ONU, en su mayoría de Puerto Príncipe, debido a un conflicto con bandas armadas que tomaron el control de la mayor parte de la ciudad.
Muchos se alojan en campamentos improvisados o viajaron hacia el sur. Estaba previsto que esta semana aterrizara un despliegue de agentes de policía kenianos al frente de una fuerza internacional antipandillas destinada a ayudar a la policía nacional a restablecer la seguridad, pero se retrasó. Con el inicio de la estación de lluvias, la ONU advirtió del creciente riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera.
Situación crítica en Haití
Por otro lado, días atrás, el presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, Edgard Leblanc, insistió en la «urgente necesidad» de resolver la crisis de seguridad en el país, durante su mandato, en el que está llamado a cubrir temporalmente el vacío político. «No hay territorios perdidos. Cada metro de nuestro territorio es posesión del Estado haitiano», declaró Leblanc.
Leblanc señaló que están viviendo uno de los periodos más oscuros de la historia de Haití, subrayando que la unidad nacional sigue siendo una esperanza que a menudo está limitada a discursos. «Necesitamos un nuevo comienzo para que el espíritu de la bandera se haga realidad», agregó, según declaraciones recogidas por el diario Gazette Haiti.