Realmente muy grave es todo lo que ha sucedido en los últimos meses entre Ricky Diotto y María Fernanda Callejón. Sucede que se separaron en medio de fuertes acusaciones y ella lo denunció por violencia de género. En medio de la causa, él habló con Socios del Espectáculo, el programa de Adrián Pallares y Rodrigo Lussich, y se mostró contundente.
«Ella puede decir lo que quiera de mí, que yo nunca voy a hablar mal de ella. Que diga lo que quiera, yo a veces como que no entiendo hasta dónde, estoy un poco cansado ya. La carátula de la causa dice averiguación de ilícito, están averiguando si lo que ella dice es verdad. Ella me acusa de algo que no pasó nunca y están averiguando eso. Si el carácter de que a mí me llaman a declarar es de imputado, bueno, estaré imputado. Yo fui a declarar, dije que no había pasado nada y me fui a mi casa, estuve cinco minutos», sostuvo.
“Son las reglas del juego en las que me metí hace 12 años y nunca pensé que iba a terminar así, nada más. Mi nombre es mi nombre y no se me va a manchar nunca, pueden decir lo que quieran que no se me va a manchar nunca. Soy una persona de bien, vengo de una familia increíble. Estoy muy cansado, pero estoy tranquilo, estoy agotado porque no está bueno, yo soy una persona re tranquila, aunque no parezca, hago mi vida, trabajo, estoy con mis amigos, estoy con mi hija, estoy con Delfina ahora”, comentó.
Inmediatamente, Ricky Diotto dio más detalles de su relación amorosa con Delfina Gerez Bosco. «Estoy viviendo un amor hermoso, que me acompaña y me entiende, me banca porque tampoco está bueno que todos los días siempre lo mismo, otra vez prendés la tele, como que siento que no puedo estar en paz. El conflicto se generó cuando yo pedí partes iguales, no pedí nada raro. Somos dos laburantes, tenemos una casa, vendamos la casa y separemos las cosas», aclaró.
«Yo vivo en un departamento chico, mi hija pasa tres días en un departamento así y tres días en una casa de cuatro dormitorios, no hay derecho, cuando todo lo construimos juntos. No tengo diálogo con ella, el menor diálogo posible, estoy agotado, espero que todo esto termine pronto. Para mí es una tortura”, apuntó en el ciclo de Adrián Pallares y Lussich.
«Hablé con ella y le dije ‘basta, ¿hasta cuándo?’ Yo agradezco a la vida tener la educación que tengo y la familia que tengo porque hubiese hecho un desastre. Dentro de 20 años va a ser una anécdota, hoy es un dolor de cabeza, es horrible. A mí me vino a buscar la policía a mi casa, le tuve que decir a mi hija que vinieron a traerme una multa del auto. Me vino a buscar con una citación”, sentenció con mucho dolor.