Siempre dispuesta a decir lo que piensa, sin filtros ni rodeos. De esta manera es como se muestra una de las periodistas más importantes del mundo del espectáculo de nuestro país, como es el caso de Marina Calabró, quien una vez más dio que hablar con su columna en «Lanata Sin Filtro», el programa de Jorge Lanata.
En esta oportunidad, la comunicadora analizó lo que sucedió en el debut de Sebastián Wainraich en La Noche Perfecta, el nuevo last night de Canal Trece. «El programa arrancó y todo fue un gran disgusto. Arrancó la banda… yo no lo quiero condicionar, porque en este momento están pensando que soy maliciosa, incorregible, profeta del odio. Lo digo en serio, es difícil una banda en vivo, pero esto está grabado, es un falso vivo», comenzó diciendo.
«Suena muy desacoplado y las voces están muy mal ensambladas y muy desafinadas. Se lo dice una fan de Joaquín Sabina, es decir que tengo una gran tolerancia a ciertas mínimas imperfecciones en las armonías y esto… pero la verdad es que era un atentado contra el tímpano esto de la banda. Fue una sombra definitivamente, y si fue a propósito no se entendió. La verdad que no», sostuvo Marina Calabró.
Sin rodeos, decidió ir por más. «A Wainraich que arrancó con un monólogo, le cuesta mirar a cámara, tiene el vicio del que hace radio y teatro. Está todo el tiempo buscando complicidad con sus compañeros y con la tribuna, pero la tribuna no cumple otra función más que crear clima. Hay risas grabadas también… o tenemos tribuna o risas grabadas, no sé. A mí me da a antiguo, a cosa de los 80, no sé. El primer invitado fue Adrián Suar, que obligó a hablar de su obra de teatro, por otro lado la complacencia con el gerente artístico del canal», manifestó.
«Todo demasiado obsecuente a mi gusto. La entrevista no estuvo lograda, tuvo algunos momentos muy forzados… Raro. Leticia Siciliani tiene que ganar volumen, encontrar su lugar. La carpetita con las preguntas armadas por otros me deprime tanto… Hubo un cierre donde se van todos los integrantes del programa en una moto, laaargo…», se sinceró.
Fue allí cuando Marina Calabró destacó los puntos positivos. «Tiene luces también. La escenografía está bien, cumple. Lo que más me gustó es la puesta de luces, está muy cuidada. Se ve cálido. Está lindo de ver. A Wainraich lo vi bien, cómodo, convencido de lo que hace. Creo que tiene que trabajar un poco más las entrevistas y no dejarlas tan libradas al chistecito preproducido, escuchar más al invitado. Estar un poquito más atento a la repregunta. Lo que más me gustó fue Peto Menahem, que demostró que tiene un gran oficio de comediante. El problema que le encontré en general al programa, es que por momentos lo estaba viendo y extrañé a Fernando Dente… este late night es un poco menos de lo mismo. La noche está, la perfección se la estaríamos debiendo», concluyó.