Hace algunas semanas regresó a la pantalla de Canal Trece uno de sus programas más polémicos, Cuestión de Peso. Con un estilo renovado y bajo la conducción de Mario Massaccesi, el reality trajo consigo uno de sus clásicos segmentos: el comando light. En este, los nutricionistas se presentan de sorpresa en la casa de diversas figuras para controlar que tienen en la heladera.
En esta oportunidad le tocó participar a Sergio Lapegüe, que recibió en su casa a Sergio Verón y Abril Cormillot. Todo comenzó bien para el periodista, y es que en su heladera los nutricionistas se encontraron con gaseosa sin azúcar, leche de almendras y pan casero integral, la nutricionista. Incluso tenía tuppers con verduras ya cortadas para ahorrar tiempo, a lo que confesó: «Yo soy muy ensaladero». También se encontraron con una morcilla, y aunque el conductor la erró al admitir que le parece “horrible», el deportólogo aprovechó para contar que es muy buena para el hierro.
Sin embargo, no todo fue color de rosas para Sergio Lapegüe, y es que los médicos no tardaron tanto tiempo en encontrar sus chocolates, hallazgo que lo descolocó por completo. «Tenés que pasar por mi cuerpo antes de tocar los chocolates», disparó el conductor. Mientras Sergio Verón aprovechaba para comerse un par de bombones, el periodista exclamó preocupado: «Todas las noches un pedacito. Soy dulcero. Mátenme si es necesario, pero no se lleven mis chocolates».
Sergio Lapegüe abrió su corazón
Movilizado como nunca, Sergio Lapegüe sorprendió a sus oyentes de La 100 FM con una profunda reflexión: «Siempre les hablo sobre lo mucho que me cuesta encontrar tiempo. El día no me alcanza, me cuestiono, sobre todo cuando se pasa la hora justa para hacer o decir algo. Pero hay cosas que valen la pena decir incluso cuando el momento ya pasó. Y por eso hoy me gustaría decirles algo… Si hablamos de frases cliché hay muchas que se pueden enumerar. Y hay una que justamente viene al caso: ‘El trabajo dignifica’».
«En mi caso particular, todos los días me levanto con ganas de ir a trabajar. Créanme que arranco temprano y que muchas veces cuesta, pero me considero un afortunado. Lamentablemente sé también que muchas veces las desigualdades, la falta de oportunidades o esa cuota de suerte que nunca parece llegar pueden hacer que el camino se haga más cuesta arriba y que uno tenga ganas de bajar los brazos», continuó.
«Para llegar hay que seguir adelante, sin flaquear, soportando y a la vez superando las interrupciones y cortocircuitos. Cuantas veces haga falta. Así de fácil, así de difícil. Alguna vez leí que hay tres simples reglas en la vida: Si no luchas por lo que quieres, nunca lo tendrás. Si no preguntas, la respuesta siempre será “no”. Si no tomas riesgos, siempre estarás en el mismo lugar. No te quedes. Siempre hay que avanzar, porque quien sigue luchando, recibirá recompensa…», concluyó el periodista.