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SOCIEDAD

In Memoriam: Gregorio Pérez Companc, su fallecimiento

Falleció uno de los empresarios más importantes y comprometidos que tuvo Argentina, sin embargo su legado quedará vivo en las generaciones venideras.

Gregorio Pérez Companc

(Por José De Álzaga).-El mundo de los formadores de la Patria industrial argentina llora hoy la partida de Gregorio Pérez Companc, el “Goyo”, como le tratábamos en las tardes de domingo en Palermo cuando iba a comprobar la suerte de los caballos de su Aras Santa Margarita, donde hallara refugio tanta panda que de otra manera hubiera servido de materia grasa para el piquete nacional y popular.

La humildad y la discreción fueron las alas que hoy lo llevan a volar hacia ese Universo donde aguardan las almas nobles la redención, mientras las acciones de su vida hablan por sí mismas, dejándonos como legados su dedicación, su inteligencia y su compasión.

Había nacido en los últimos años en que la Argentina era el “Granero del Mundo” -1934-, exactamente una década antes de que la infamia populista cambiara el traje de cortes inglés en los ministerios de la Casa Rosada y en las bancas del Congreso Nacional, por la campera onda rollinga, el aspecto deseado y la verba prepotente con que el “subsuelo de la Patria sublevado” pasó a llamarse “gobierno”.

Perseverante y de gran visión empresarial, “Goyo” Pérez Companc, se hizo lugar entre los próceres de la industria nacional argentina. Y dio vida a diversas empresas en sector de la energía y los alimentos, construyendo una de las fortunas más significativas de Argentina, dando un ejemplo de excelencia de cuánto puede el trabajo de un hombre frente al colectivo de homínidos aficionados a la demagogia, al clientelismo y el oportunismo político.

Fue, asimismo un sobresaliente ejemplo de la clase “bien” del siglo XX, un verdadero “Self Made Man”, que lució su gallardía y caballerosidad en los grandes salones junto a su mujer, María del Carmen Sundblad Beccar Varela, “Munchi”, para los amigos del entorno que supo cultivar, todos en su misma línea de pensamiento patriótico y nacional.

Se ha ido un prohombre, un constructor de los días en que la Argentina necesitaba cerebros que pensaran más allá del Estado popular que empobrecía al país empollando el huevo del asistencialismo del que nacerían los reptiles que emprobrecerían a esta Patria magnífica, próspera y abundante en los tiempos en que la gente decente decidía los destinos productivos.

Fue un transformador de la riqueza feraz de los dorados campos del trigo convirtiéndolos en la blanca harina que transformaba en verdes dólares de exportación y alimentaba a las masas ofladas con el patoteril discurso de los populistas. ¡Hoy pueden ollar las calles argentinas porque el trabajo de hombres como “Goyo” le alimentó los músculos! Lástima que esa energía no les llegó al cerebro.

El país ha perdido a un gran hombre, al individuo de la talla cesárea de los que imaginan la grandeza del imperio, dejando un espacio donde sólo el mármol que lo memore puede ocupar su lugar.

Despedimos al insigne, al consular emperador de la industria argentina. Esperamos de su simiente la continuidad de una escuela cuya pedagogía ha sido el trabajo, la inteligencia y la firmeza de propósitos.

Descanse en paz, Gregorio Pérez Companc.