Emiliano Pinsón era un destacado periodista deportivo hace tiempo, pero quedó en el centro de la escena hace tres años, cuando reveló que atraviesa mal de Parkinson. Desde allí se convirtió en ejemplo de resiliencia y tenacidad, lo cual quedó coronado anoche al ser premiado con un Martín Fierro de Radio. Al día siguiente, el panelista de DSports visitó América TV y conmovió al sincerarse sobre su enfermedad.
Desde que dijo públicamente la enfermedad que padece, Emiliano Pinsón se convirtió en referente, al no ocultar nada y asumir con transparencia el cambio que le significó en su vida. Así lo volvió a hacer desde el propio atril de los Premios Martín Fierro de Radio, y en su primera presentación tras ello, visitó Desayuno Americano en América TV.
Emiliano Pinsón ganador del Martín Fierro de Radio
«Es una noche muy especial para mí. Tuve mucho miedo en decirlo y no me animaba, me daba verguenza», reconoció, y expresó que temía ser despedido. «Todavía tenemos cosas para dar, no hay que borrarnos. Necesitamos ayuda y nos tenemos que dejar ayudar, algo que no es fácil. Del Parkinson no se sale solo, se sale con gente, con amigos, con oyentes y televidentes», indicó con emoción en el estrado de la premiación.
«El futuro no depende de mí. Depende de mí el ahora y el ahora es ser un tipo feliz. Soy un tipo feliz y avanzo. Les pido que piensen en el hoy y avancen, porque el amor sana», continuó Emiliano Pinsón. Horas después visitó Desayuno Americano, donde ejercía la conducción Paulo Vilouta, quien conoce hace tiempo al periodista.
«El Parkinson me ha hecho ver la vida de otra manera. Comunicarlo, decirlo, hablar del Parkinson o cualquier enfermedad es lo que recomiendo. Entender qué pasa», detalló. Cuando Vilouta le preguntó cuál era su problema actual, vino una respuesta muy cruda pero emotiva de Emiliano Pinsón. «Yo tengo un Parkinson bastante más complicado, que es atípico, con atrofia sistémica«, explicó.
«Un porcentaje alto de los que tienen mi patología terminan en silla de ruedas, con muy poca movilidad, pero con la cabeza intacta«, reconoció. «A veces camino pero no muevo los brazos, me cuesta», siguió, y reconoció que «todos los días me duele algo«. De todos modos, celebró que puede manejar con normalidad y que a pesar que vive solo, puede arreglársela sin problema. Y mantuvo el optimismo: «Voy por la estadística menor, no todos terminan con silla de ruedas».
