A dos años de haber ganado el Mundial, todas las miradas están puestas en la Selección Argentina y su desempeño en la Copa América, la cual tiene sede en Estados Unidos. Pero un jugador en particular se llevó toda la atención, y es que en las redes sociales acusaron a Enzo Fernández de serle infiel a su esposa y llevar a su amante a la cancha.
«Enzo Fernández tiene su mujer y parece que tiene un asunto paralelo, juega de titular y de suplente», presentó el tema Rodrigo Lussich en Socios del Espectáculo el ciclo que conduce junto a Adrián Pallares para Canal Trece. Luego, leyó la noticia que publicaron en Paparazzi, titulada «Volvieron las botineras: quién es la mujer a la que acusan de ser amante de Enzo Fernández».
«Aparecieron las primeras fotos que lo dejan mal parado al mediocampista de la Selección. Uno de los campeones del mundo estaría metido en un farragoso y caliente lío de polleras ya que tendría a pocos metros de distancia tanto a quien es su pareja oficial (y además madre de sus hijos) como a la mujer a la que muchos sindican y señalan como su amante», leyó Lussich de la nota de Paparazzi.
«Le manchan la vida en este momento justo que está jugando. Cynthia Cofano es promotora, divina. Estaba ahí en la cancha el día del partido de Perú, fue con las amigas y lo subieron a las historias de Instagram. Viven en México», contó Rodrigo Lussich. «A esto se le agrega que se dice que cada una de las otras tres amigas tendrían un amor, una simpatía, con un jugador de la Selección. Igual no hay ninguna prueba, son especulaciones», agregó Adrián Pallares.
Rodrigo Lussich también leyó un polémico tweet de @miss_boti: «Enzo Fernández no es el único. Hay más de uno que pasa horas y horas en otra habitación del hotel con modelos. NN argentinas que viven en Miami». «¿Que hizo Enzo Fernández? Justo después de que lo vinculan a Cyn Lofano pone ‘los amo tanto’ en una foto de Instagram con su mujer y las criaturas. Es de manual», sentenció el conductor, a lo que Paula Varela cerró: «Acá me dicen que sí, que hasta el año pasado se veían. Me da pena, no me gusta»