En el día de la fecha proponemos indagar la historia y características de un vino emblema en la República Argentina. El vino Torrontés es hoy reconocido y anhelado en el mercado internacional por cualidades que responden exclusivamente a la región en que es cultivado.
Por décadas se creyó que el Torrontés americano era exactamente la misma variedad que el homónimo de Galicia. En España, esta variedad es más conocida como Abilio Real; y aquella creencia respondía principalmente al conocido flujo migratorio que aconteció en Argentina entre finales del Siglo XIX y mediados del XX. No obstante, estudios recientes de genética vegetal demostrar que se trata, de hecho, de dos variedades que no comparten una relación directa. Esta nueva evidencia llevó a la corrección de muchas y variadas publicaciones de enólogos expertos que daban por sentado aquella primera hipótesis.
El vino Torrontés se produce a partir de una uva blanca que se subdivide en tres cepas: el torrontés riojano, el torrontés sanjuanino y el torrontés mendocino. De las tres, la preferida y más extendida es la variante riojana, que se caracteriza por presentar frondosos racimos con frutos blanquecinos. De hecho, al rededor de 8700 hectáreas en el país corresponden a la cepa riojana. Le sigue la sanjuanina con 4850 hectáreas.
La altura, una garantía de calidad
Los vinos Torrontés producidos en el noroeste del país se han encontrado en años recientes con un éxito inusitado en el mercado, tanto nacional como extranjero. De hecho, el afamado periódico New York Times lo declaró como «Lo más triunfal venido de Argentina desde el tango». Singular es el caso de los viñedos situados en los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta, a más de 1700 metros sobre el nivel del mar. Las condiciones climáticas en este territorio, por supuesto, juegan a favor, contribuyendo al fruto a mantener una acidez elevada y sabores con marcada intensidad.
Una manera sencilla de identificar un buen Torrontés radica en el aroma. El Torrontés salteño presenta marcadas notas florales, particularmente rosas. Ello es otra consecuencia de los beneficios de la altura en las vides, en razón de la amplitud térmica que garantiza noches más frescas. Por otro lado, es muy sencillo llevar a cabo una agricultura sustentable en este territorio gracias a la presencia del viento y a la capacidad de drenaje del suelo. Por otro lado, el agua de irrigación procede directamente desde los cerros, por lo que el vínculo con la naturaleza deviene íntimo y solemne. Así, por ejemplo, una muestra de soberbia maestría del Torrontés de los Valles Calchaquíes podemos hallarla en la Bodega Federico Mena Saravia, en el valle de Hualfín.
Cómo maridar un Torrontés
Uno de los grandes beneficios que presenta la uva Torrontés es su cualidad dúctil. flexible y acomodaticia. Ello nos habilita a disfrutarla en un sinfín de ocasiones de consumo y acompañado de una más que considerable cantidad de platos. Si bien es habitual encontrarlo como aperitivo, un vino torrontés convive de manera armónica con ensaladas verdes y pescados en general (sushi y ceviche son ejemplos de la ductilidad en propicia para la cocina fusión), y nunca falla con clásicos regionales tales como empanadas, quesos y postres autóctonos. Asimismo, hay variedades de pizza que se benefician de manera significativa si son acompañadas por un noble Torrontés, tales como rúcula, parmesano y jamón crudo, o queso azul, nuez y apio.
Desde la redacción instamos enfáticamente al acercamiento y conocimiento de las muchas ofertas que existen en el mercado de vino Torrontés. Un producto que devino no solo un éxito entre los conocedores del mundo, sino una manera de re vincularse con la generosidad y prosperidad que nuestros suelos y paisajes nos ofrecen desde hace siglos.
