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VIDA Y ESTILO

Enoturismo: la tendencia que aúna los placeres de la vida

Echaremos un vistazo a una de las experiencias más placenteras para aprender sobre vinos a la vez que viajamos y degustamos.

En esta entrega vamos a indagar acerca una práctica que, en las últimas décadas, no ha hecho más que expandirse. El enoturismo se caracteriza por combinar la experiencia turística tradicional con catas, consumiciones y compra de vinos. Especialmente cuando el área vitivinícola se encuentra en contacto con el turismo histórico, artístico o cultural, la experiencia deviene aún más gratificante.

El turismo vinculado al mundo del vino representa un hábito mutualista que es significativo tanto para productores como consumidores. Por muchos siglos, ni siquiera los comerciantes de vino gozaban de la posibilidad de viajar. En contraste, durante las últimas décadas, cuantiosas cantidades de público en general opta por la posibilidad de recorrer bodegas y regiones vitivinícolas. Este fenómeno responde al renovado entusiasmo tanto en el vino como al interés por los viajes al extranjero. Asimismo, cabe señalar que muchas bodegas y regiones están ubicadas locaciones turísticas que resultan atrapantes.

Los viñedos tienden a ser, en general, estéticamente agradables. Así también suele ser el clima que requiere la producción de vino, al menos, y con seguridad, durante la temporada de crecimiento. Llegar a comprender esta particular forma de agricultura precisa, fundamentalmente, del interés de los habitantes de centros urbanos por entrar en contacto con la naturaleza y adquirir el conocimiento privilegiado y, muchas veces admirado, de los expertos en la materia. A todas estas ventajas debemos sumar la posibilidad de catar y adquirir vinos directamente de las fuentes, que muchas veces implica precios sumamente considerables e incluso la ocasión para dar con rarezas.

La ruta del vino en Europa

En Francia, el enoturismo se dio más o menos de manera accidental. Normalmente, escandinavos o habitantes del norte buscando seguir el sol atravesaban Borgoña y el norte del Ródano. En este trayecto no podían sino notar los viñedos, señalizados con un carteles tentadores e invitantes: «Dégustation-Vente» (Degustación y venta). Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, la experiencia de la degustación era tan gratificante que lo normal era que necesariamente concluyera con la venta del vino en cuestión.

Burdeos fue una de las últimas regiones vitivinícolas relevantes en reparar en el potencial para el enoturismo; sin embargo la ciudad parece determinada en compensar el tiempo perdido. La villa de St. Émilion tuvo registros de vinerías y restaurantes por décadas, pero no fue sino hasta finales de la década del ochenta que el Médoc, quizá el más famoso grupo vitivinícola del mundo, sumó un hotel y más de un restaurant capaz de albergar a los visitantes foráneos.

En general, gran parte del sur de Europa es muy cálido y muy alejado de complejos habitacionales con las comodidades esperadas para hacer del enoturismo una opción realizable. Sin embargo, España e Italia han desarrollado una alternativa, llamada agriturismo, que ha desempeñado un rol clave para la economía vitivinícola.

El turismo del vino en el nuevo mundo

En varias zonas vitivinícolas de América, el turismo devino una parte significativa del negocio del vino. Uno de los ejemplos más notables es, probablemente el Valle de Napa en California, Estados Unidos. Una oferta relativamente novedosa es el tour de experiencia de cosecha, también conocida como «pasantía de cosecha«. Consiste en programas que habilitan a los visitantes a experimentar el proceso de producción de primera mano. Normalmente, ponen en práctica la cosecha, el despalillado y estrujado de la uva. Estos tours, naturalmente, se proponen durante la temporada de cosecha, que dependerá de la región y del tipo de frutos de que se trate. Estas experiencias pueden ser divertidas formas de aprender el proceso de elaboración del vino y obtener un panorama del detrás de escena de las bodegas. Por supuesto que los productores obtienen beneficios tales como la mano de obra durante los períodos más acuciantes, mientras que los participantes podrán luego degustar vinos que ellos mismos han preparado.

Si quisieran participar del enoturismo en nuestro país, recomendamos enfáticamente visitar las zonas de los Valles Calchaquíes, donde podrán aprender y degustar de productos que son afamados en el mercado internacional. Así, la Bodega Federico Mena Saravia ofrece visitas y degustaciones en su sitio web oficial.