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POLÍTICA

Guillermo Francos visitará a algunos diputados en busca de apoyo a la reforma electoral: las PASO, la mayor traba

El jefe de Gabinete dialogará con líderes parlamentarios de la oposición, cuyos partidos políticos se resisten a la eliminación de las elecciones primarias.

Guillermo Francos

El jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, se reunirá este jueves con diputados nacionales de bloques dialoguistas con el objetivo de intentar persuadirlos para que apoyen la resistida reforma electoral y política propuesta por el gobierno de Javier Milei. Francos no la tendrá nada fácil por el anunciado rechazo de los distintos espacios a la eliminación de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), uno de los pilares de la reforma.

El funcionario pretendía que la cumbre se realizara en la Casa Rosada, pero los legisladores opositores impusieron su criterio para que se presente en el Congreso de la Nación. La reunión se dará en un marco de malestar por parte de Miguel Ángel Pichetto, jefe del bloque Hacemos Coalición Federal (HCF), que hizo saber su descontento con el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, por haberle negado un lugar a Emilio Monzó en la integración de la comisión bicameral de Inteligencia, consignó NA.

Francos sabe que necesita del acompañamiento de una parte importante de la oposición dialoguista para eliminar las PASO, mecanismo que el sistema electoral argentino adoptó desde el 2011 para dirimir candidaturas dentro de las coaliciones. También sabe que juega con la cancha inclinada en contra, porque pese a que durante años muchos de los espacios del extinto Juntos por el Cambio clamaban con vehemencia la supresión de las PASO, desde que perdieron el poder a fines del 2019 sus posturas se viraron.

En el PRO son reticentes a quedarse sin las PASO, al igual que en la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica, mientras que en HCF hay posturas divididas, aunque son mayoría las voces en contra. El PRO, que se está desgarrando internamente entre dos posturas para definir el tipo de relación con el oficialismo, es en cualquier variante el espacio más cercano política e ideológicamente a La Libertad Avanza (LLA) y lo natural sería que ambos caminen hacia un frente electoral común.

Patricia Bullrich, expresidenta del PRO y actual ministra de Seguridad, pretende ir más allá y empezar a fusionar las estructuras, algo que eriza la piel al macrismo clásico que advierte sobre el peligro de una licuación de la propia identidad histórica. En cambio, Mauricio Macri, fundador del PRO y actual presidente del partido, bajo ningún concepto aceptaría enterrar el capital político partidario que tanto le costó construir a lo largo de los años para subsumirse en una nueva identidad libertaria liderada por Milei.

Por su parte, la UCR pertenece a un segundo anillo de alianzas para el Gobierno libertario. La relación, por lo tanto, es menos fluida y más forzada.  En ese contexto, el radicalismo parece condenado a transitar la posición neutra, la que en algún momento exploró sin suerte el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, antes de volver al redil peronista.

En cualquier caso, entre el oficialismo y la oposición peronista quedaron bulliendo un importante número de expresiones políticas, algunas de alcance nacional como la UCR y la Coalición Cívica, y otras provinciales como el cordobesismo y el socialismo santafesino, sumado a referentes del bloque de diputados de HCF como Pichetto, Monzó, Nicolás Massot, Margarita Stolbizer y Florencio Randazzo.

A este universo se suma un exiliado del PRO de renombre como Horacio Rodríguez Larreta, que busca revancha y ya explora acuerdos con el senador nacional Martín Lousteau. Este abanico tan disperso y atomizado, en el que no asoma ninguna figura que se despegue significativamente del resto por peso propio, requiere casi con seguridad del instrumento de las PASO para encontrar en la competencia un liderazgo y potenciarlo.

La única sigla que todos estos espacios de la oposición dialoguista está abierta a sacrificar es la “O” final de PASO, la que refiere al carácter obligatorio de las primarias. El planteo es que las Primarias no sean obligatorias en aquellas fuerzas políticas que no presenten competencia interna en determinados distritos, y que además los ciudadanos no estén obligados a acudir a las urnas en ese turno electoral.

El riesgo de esta postura, que comparten la Coalición Cívica, Innovación Federal y sectores de HCF, es que los votantes de las coaliciones que no diriman candidaturas en las PASO se vuelquen a sufragar en las Primarias de los partidos que sí presentan competencia, distorsionado el resultado electoral de esas internas.

Otro aspecto que estos sectores dialoguistas sí avalan es la implementación de la boleta única de papel (BUP), que tuvo media sanción de Diputados y se frenó en el Senado por la falta de un solo voto, el de la rionegrina Mónica Silva. La novedad es que la BUP que piensa el Poder Ejecutivo se complementa con un sistema de listas abiertas, para que el votante pueda hacer uso de su creatividad y combinar candidatos de distintos partidos o incluso cambiar el orden de los candidatos. 

Lo que todavía no está claro en esta reforma electoral es si el Gobierno nacional buscará arrasar con el criterio de paridad de género en la integración de las listas electorales, cuya eliminación estaba presente en la primera ‘Ley Bases’. La correlación de fuerzas dirimirá esta cuestión pero a priori asoma complicado que se pueda avanzar en retirar el cupo de género teniendo en cuenta que la paridad de género se votó  transversalmente con el impulso del gobierno de Macri en 2017.