Se trata, sin lugar a dudas, de una de las artistas más importantes de su generación. Y es que Jimena Barón ha sabido muy bien de qué manera ganarse el cariño del público que la sigue desde hace años. Esta vez, fue noticia debido a lo que contó en OLGA, el ciclo de streaming donde finalmente reveló lo que sucedió con Daniel Osvaldo, el padre de su hijo Morrison.
«Conviví con el padre de mi hijo solamente», comenzó diciendo. «Después tuviste un revival, ¿no habías vuelto a convivir con él en la pandemia?», indagó Nati Jota. Lejos de quedarse callada, la cantante dio todos los detalles. «No, en la pandemia no volví, fui a la casa por una cuestión de espacios y a recuperar mis cosas de noche cuando él dormía. Nunca lo conté, lo cuento acá, basta, cuando el señor dormía, yo recuperé todo, mi ropa, mi kitchenette, todos mi productos, desempotré una lámpara mía del Sur, que me había comprado a los 16 años», confesó respecto a junio de ese año», apuntó.
«Tenía un hijo en un departamento chico, que aprendió a caminar por las paredes literalmente tipo El exorcista, el colegio en casa, Mary (la niñera) que no podía venir, se me complicó, todo lo que le pasó a todo el mundo. Era mi cumpleaños, Daniel me dijo: ‘Vení’, era una casa de cuatro pisos en Banfield, en algún momento dije: ‘Está bueno que Momo tenga un recuerdo de nosotros con buena onda’. La buena onda duró 15 minutos y nos retiramos, con todas mis cosas», sostuvo.
Sin rodeos, Jimena Barón fue por más. «Yo ya era ‘La cobra’, venían en el barrio y me ponían La cobra en la puerta de casa. Revival tuve un año después de separarme, que él volvió a casa, eso fue todo un intento con todas las fichas. Yo no me separé, él me dejó, se fue, me enteré por la tele» lanzó sin rodeos. «A veces una no puede tomar la decisión, la toma otro y bendita decisión», dijo Nati Jota.
«Yo no podía hacer nada, Nati, yo estaba muy mal, mi viejo había muerto ahogado hacía cuatro meses, yo no tenía leche (materna para Momo), yo ahora me acuerdo de estar en una nube de pedos, no podía con mi vida, estaba flaca, horrible, angustiada, muy nerviosa. Estábamos en Europa, vinimos para acá, yo vine con una sola valija con ropa de invierno, viviendo en Nordelta, típico jugador que te aísla y te aísla. Y cuando te quejás, te responde: ‘Pero mirá la casa que tenemos en Nordelta’, pero yo no quiero una casa en Nordelta, quiero que me venga a ver mi vieja, que no tiene auto», afirmó la artista.
«O sea toda mi familia y mis amigas no tenían un mango, y allá no te va a ver nadie si no tiene camioneta. Ni me separé, en el medio de todo esto, prendí un día la tele y este señor se estaba tatuando otro nombre en su cuerpo. El día anterior él se había ido enojado, no hubo una pelea, pero yo no daba más. Yo empecé con muchos ataques de pánico, no podía laburar, vino una psicóloga a mi casa que me la trajo mi representante. Es mi psicóloga de ahora que la amo, me rompe el culo, pero la amo, me la metieron en casa y ahí empezó un laburazo», sentenció Jimena Barón.