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POLÍTICA

¿Se termina la tregua?: en el Gobierno nacional se preparan para tener dificultades en el Congreso con la «oposición dialoguista»

El Gobierno nacional tendrá por delante un semestre complejo a causa del endurecimiento por parte de la oposición dialoguista.

Guillermo Francos

En el primer semestre de 2024, la relación entre la oposición dialoguista y el Gobierno nacional mostraron una aparente condescendencia, pese a los constantes roces en el proceso de construcción de la Ley Bases. Sin embargo, la convivencia política para la segunda mitad del año promete ser mucho más tensa entre el Congreso y la Casa Rosada.

Un claro ejemplo de este creciente desentendimiento entre el Poder Ejecutivo y sus supuestos aliados ocurrió el 18 de julio, cuando los delegados del Gobierno, José Rolandi, Lisandro Catalán, Lule Menem y Lucía Ibarzábal, abandonaron la Cámara de Diputados con un sabor amargo después de escuchar numerosos reparos de los líderes dialoguistas a la reforma política.

La desilusión fue tal que el Gobierno decidió tomarse quince días antes de volver a la carga. Los mismos funcionarios regresarán al Congreso la próxima semana para un segundo encuentro con los referentes opositores, aunque las expectativas son ahora mucho más bajas, informó NA. En su primera incursión, quedó claro que la eliminación de las PASO no es un objetivo viable; a lo sumo, se podría considerar suprimir la obligatoriedad, como proponen el PRO y la Coalición Cívica.

Por su parte, la UCR, liderada por Rodrigo De Loredo, prefiere mantener las PASO para evitar que los oficialismos manipulen las internas opositoras. Además, en cuanto a la propuesta de implementar la boleta única, los líderes opositores señalaron que ya existe una media sanción trabada en el Senado y pidieron al oficialismo que se enfoque en desbloquear esa iniciativa en lugar de enviar nuevos proyectos revolucionarios.

Dentro del marco de la reforma política, el Gobierno también busca cortar el financiamiento y la propaganda electoral con recursos públicos, abriendo el juego a los aportes privados. Sin embargo, este punto enfrenta posturas divididas dentro de la oposición dialoguista, lo que complica aún más la negociación.

Al inicio del Gobierno de Javier Milei, la receptividad de los bloques opositores a la modificación de la ley electoral habría sido diferente. Sin embargo, el desgaste de la relación a lo largo de los meses, con un Ejecutivo que intentó imponer su agenda a la oposición, alteró significativamente el espíritu dialoguista. La intermediación del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y del ministro de Interior devenido jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ayudó a moderar la postura del Gobierno y a alcanzar acuerdos más sensatos.

A pesar de estos esfuerzos, las intervenciones no fueron suficientes para sanar completamente el vínculo ni despejar las desconfianzas, exacerbadas por las frecuentes acusaciones del jefe de Estado. «Creo que con la Ley Bases, especialmente en la primera etapa, se la dejamos pasar muy tranquilamente. Hay un peligro de que los partidos de centro seamos complacientes con el gobierno de turno«, reflexionó un diputado de la Coalición Cívica en diálogo con NA.

La sanción definitiva de la Ley Bases fue el último gran tema en el que la oposición dialoguista acompañó al Gobierno sin mayores objeciones, a pesar de las descalificaciones. “El PRO está en una crisis muy profunda. Corre riesgo de terminar como la UCEDÉ o el Frente Grande. Si a Milei le va bien, ¿la gente qué va a elegir? ¿Coca-Cola o Cunnington?”, se preguntó capciosamente un diputado dialoguista. «A Menem en los primeros años le fue bien y la UCEDÉ desapareció», recordó.

El propio Mauricio Macri advierte este riesgo y en las últimas semanas ha girado su relación con el Gobierno. Después de coquetear con el oficialismo, al punto de especularse con una integración parlamentaria, el PRO parece haber vuelto al redil de la «oposición dialoguista», junto con la UCR y Hacemos Coalición Federal. “Bienvenido PRO a la oposición”, comentó risueñamente un destacado miembro del bloque radical en una ronda con periodistas.

Era un secreto a voces que el partido presidido por Mauricio Macri marcaría diferencias con La Libertad Avanza tras la aprobación de la Ley Bases. No obstante, el estallido de la interna con Patricia Bullrich aceleró este proceso. En este marco, el PRO intensificó la presión sobre Menem mediante un comunicado firmado por Cristian Ritondo y Silvana Giudici, exigiendo una respuesta favorable y pronta a una agenda de 15 iniciativas históricamente impulsadas por ellos.

El escándalo de la visita de una comitiva de diputados de La Libertad Avanza a genocidas presos en el penal de Ezeiza fue utilizado por Ritondo para acentuar las diferencias con el oficialismo. Este desmarque de la oposición dialoguista sucede en la antesala de la presentación de la ley de Presupuesto, que comenzará a debatirse en septiembre.

El Gobierno es consciente de que necesita los votos del PRO y tal vez por esta razón acordó el pago de la deuda por los fondos de coparticipación de la Ciudad, principal foco de conflicto con el partido amarillo. La UCR, por su parte, podría escalar el conflicto en el Congreso por temas como los fondos para el sostenimiento de universidades y el FONID, que siguen irresueltos por la Casa Rosada y por los que el radicalismo pagó un costo al no impulsar su tratamiento en el recinto.