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ESPECTÁCULO

«Bajé 13 kilos»: Agustín Monzón contó el drástico cambio físico que sufrió en Survivor

Agustín Monzón fue uno de los participantes más populares de Survivor.

Survivor
Agustín promete defender el legado de su abuelo, Carlos Monzón.

El hambre, el frío y las alimañas representan, sin dudas, los desafíos más imponentes de Survivor. En este sentido, Agustín Monzón participó en una entrevista donde se sinceró sobre como su cuerpo le pasó factura, tras la experiencia. Por otro lado, detalló que perdió mucho peso a causa de la falta de alimentación en la isla del reality.

En este aspecto, el participante de Survivor no dudó en asegurar en una entrevista con «La Nación», que el hambre fue uno de los mayores obstáculos. Además, expresó: «En la isla bajé 13 kilos. Antes de entrar al reality subí de peso a propósito, para tener reservas. Subí unos siete kilos. Entré pesando 93 kilos y salí con 80. Lo primero que hice fue pedirle a mi familia que me hiciera un asado bien completo. Y otra cosa que me costó mucho también fue el desarraigo. Todos los días me alejaba un poco para llorar solo».

«Prefería un hijo muerto antes que…»: Mauro relató en Survivor el duro vínculo que tuvo con su padre

Finalmente, se concretó la esperada unificación en Survivor y los participantes de ambos campamentos aprovechan cada momento para reforzar su vínculo. En este sentido, Mauro aprovechó su acercamiento con los ex-Campamento Norte para volver a contar el vínculo con su padre. Además, dejó helados a sus compañeros con el relato de crueldad de parte de su progenitor.

A través de la última emisión de Survivor, Mauro reveló el vínculo que tuvo con su padre cuando se enteró de su homosexualidad. En este aspecto, expresó: «Pensó que era un problema que me heredó por no estar presente. Se puso a llorar él y yo me quería morir. Era una charla que yo no podía tener en ese momento, no sabía qué decir».

Finalmente, el participante de Survivor contó la frase que rompió la relación con su padre. Además, manifestó: «Yo era el único que iba a comer con él. Un miércoles estábamos en un restaurante y me pidió que “dejara de hacer cosas amaneradas”. Le contesté que no lo hacía queriendo, que era algo natural de mí. Y cuando volvimos en el auto, me dijo que “prefería un hijo muerto antes que un hijo pu…”».