La Cámara de Diputados de la Nación se prepara para una semana que promete ser tan agitada como impredecible, con tres sesiones convocadas en menos de 24 horas. Bajo la presidencia de Martín Menem, la actividad parlamentaria se ha convertido en un complejo entramado donde cada bloque político intenta imponer su agenda en medio de crecientes tensiones.
La primera movida la realizó el bloque Encuentro Federal, junto a la Coalición Cívica y un grupo de radicales disidentes, solicitando una sesión para derogar la reciente ampliación presupuestaria asignada a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Horas más tarde, el PRO y La Libertad Avanza respondieron con una convocatoria para tratar un temario más amplio, que incluye la declaración de la esencialidad educativa. La Unión Cívica Radical (UCR) cerró el día pidiendo una tercera sesión destinada a votar el presupuesto universitario.
Este escenario se da en un contexto de enfriamiento de las relaciones entre el oficialismo y los bloques que en el primer semestre del año actuaron como socios políticos. Tras la ardua aprobación de la Ley Bases, el Gobierno ha enfrentado crecientes reclamos de sus aliados por mayores concesiones, incluyendo cargos en la Auditoría General de la Nación (AGN) y en la Comisión Bicameral de Inteligencia.
El conflicto alcanzó un punto crítico la semana pasada, cuando Encuentro Federal, encabezado por Miguel Pichetto, boicoteó una sesión impulsada por La Libertad Avanza. La medida fue vista como un ajuste de cuentas, tras ser marginados en la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, donde pretendían colocar a Emilio Monzó.
La UCR, por su parte, se encuentra en una posición ambigua. Aunque inicialmente se mostró crítica con el DNU que asigna 100 mil millones de pesos adicionales a la SIDE, terminó alineándose con el Gobierno en la Bicameral de Trámite Legislativo. Ahora, el radicalismo presiona por la reactivación de la Comisión Bicameral de Inteligencia como un ámbito para cuestionar la medida.
La logística de las sesiones planteadas, informó NA, presenta un desafío evidente. La primera convocatoria, impulsada por el PRO y La Libertad Avanza, está programada para el miércoles a las 11 de la mañana, y es improbable que concluya antes de las 14 horas, cuando está prevista la sesión de la UCR. Si esta primera sesión se extiende, podría solaparse con la tercera convocatoria, pautada para las 10 de la mañana del jueves.
Desde la UCR se mostraron optimistas, señalando que la nota presentada incluye una solicitud para que su sesión se realice “al término de la Sesión Especial” previa, con el objetivo de evitar maniobras reglamentarias que puedan invalidarla. Sin embargo, en caso de que la sesión del miércoles se prolongue, se corre el riesgo de que las tres convocatorias terminen chocando entre sí, complicando aún más la dinámica parlamentaria.
A medida que se acerca la fecha, la situación en el Congreso se perfila como una batalla de voluntades, donde cada bloque busca posicionarse en la compleja «rosca» de negociaciones que definirán el curso de la segunda mitad del año legislativo. Lo que es seguro es que los próximos días serán decisivos para el futuro de varias iniciativas clave, en un escenario donde las alianzas y lealtades se pondrán a prueba.