Tras el video que se conoció de la periodista Tamara Pettinato sentada en el sillón de Rivadavia mientras coqueteaba con el exmandatario Alberto Fernández, el presidente Javier Milei ratificó su decisión de no usar la investidura presidencial. Aunque el jefe de Estado hizo uso del sillón para ocasiones puntuales, por el escándalo decidió respetar su importancia histórica y, por ende, no involucrar un objeto significativo de la historia argentina en lo que está ocurriendo hoy en día.
«Un error tipo 2 consiste en no detectar los efectos positivos de algo cuando en realidad sí se produjeron tales efectos. Un ejemplo sería la decisión de no utilizar durante nuestro mandato el Sillón de Rivadavia, salvo excepciones, por respeto a los próceres que se han sentado ahí, frente a las obscenidades que estamos viendo hoy», expresó el jefe de Estado en su cuenta de X.
La banalización del sillón de Rivadavia
En esta última grabación, así como las anteriores, hay un diálogo sentimental entre la panelista y el expresidente. El intercambio dura apenas segundos y la toma es extraña, ya que Alberto Fernández sostiene el teléfono celular y graba la imagen reflejada desde un espejo de Tamara Pettinato sentada en el sillón de Rivadavia Entonces se escucha la voz del exmandatario por el Frente de Todos pedir: “Ahora tenés que decírmelo”. Reclamo al que la mujer accede: “Te amo”. Insatisfecho, Fernández insiste: “Pero no te escucho”. Por lo que Pettinato reacciona con tono más elevado: “Te amo”.
“¿Estás segura?”. La columnista de Bendita TV contesta: “Más o menos, no tanto”. Y cambia a modo de juego el tono de la conversación al asegurar: “Pero ahora que soy presidenta te voy a mandar a matar”. Luego, agrega: «Te amo, y por eso te voy a matar».
La banalización del sillón de Rivadavia en manos de Alberto Fernández volvió a poner en foco las responsabilidades de los funcionarios en el poder público y la falta de seriedad al momento de afrontarlas. Desde el Gobierno nacional destacaron «la falta de respeto» a las instituciones y a la historia, mientras que el diputado José Luis Espert apuntó contra el kirchnerismo en general.
Aunque parte de la historia del objeto forma parte del imaginario colectivo, no es menos importante su significancia en la historia nacional. El sillón que se encuentra actualmente en el despacho de la Casa Rosada perteneció, en efecto, a la primera presidencia de Julio Argentino Roca, en 1885. Se trata de un sillón de madera de nogal italiana y tiene un diseño con símbolos patrióticos. Como tal, Bernardino Rivadavia, el primer presidente de la República Argentina, no tuvo un asiento diseñado para él ni con esas características.
Este fue adquirido en la Casa Forest de París. Está hecho de madera de nogal italiana y fue decorado con la técnica dorado a la hoja, con lámina de oro. Desde hace casi 140 años recibe a todos los gobernantes que tienen el honor de llegar a ocupar el cargo en el Poder Ejecutivo.