Los Juegos Olímpicos de París 2024 entregaron este domingo una de las mayores emociones en el deporte mundial. Y una de las más esperadas por los fanáticos. Novak Djokovic, uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, consiguió por primera vez en su carrera la medalla dorada, el único título grande que le faltaba, al derrotar en una final inolvidable a Carlos Alcaraz.
Djokovic ganó todo lo que se puede ganar en el tenis mundial a lo largo de su carrera. Tiene el récord de títulos de Grand Slams a nivel individual con 24 trofeos, igualado con Margaret Court, pero por encima de sus grandes rivales, Roger Federer y Rafael Nadal. Pero además, le sumó a eso éxitos en otros torneos.
Djokovic ha ganado todos los títulos a nivel Masters 1000 no una sino al menos dos veces. Además, conquistó la Copa Davis para Serbia. Tiene el récord de títulos en el ATP Finals. Y además posee el récord de semanas como número 1 del mundo. Pero le faltaba algo. Una espina en su carrera: la medalla dorada de los Juegos Olímpicos.
En Pekín 2008, en su primera experiencia olímpica, Djokovic cosechó la medalla de bronce. Pero luego, ya encumbrado como uno de los mejores del mundo, siempre tuvo un obstáculo que le impidió llegar a la consagración olímpico. En 2012 y 2016, fue Juan Martín del Potro quien le ganó, primero por la medalla de bronce, en Londres, y luego en la primera rueda de Río 2016.
En Tokio 2021, Djokovic terminó perdiendo otra vez por el tercer puesto y desató polémica por su enojo, rompiendo raquetas y abandonando el partido por el bronce en dobles mixto. Pero luego de tantas críticas, polémicas y enojos, París 2024 terminó siendo su momento consagratorio y ante Carlos Alcaraz.
En el gran duelo del tenis actual, ya que vienen de jugar la final de Wimbledon, ganada por Alcaraz, serbio y español se vieron en la final de los Juegos Olímpicos, jugando en Roland Garros. Y en la final, fue Djokovic el mejor de los dos, ganando un partido apretado, por 7-6 y 7-6, pero lo suficiente para alzarse con la medalla dorada.
Y tras ganar, se desató la emoción. Entre lágrimas y gritos de euforia, Djokovic desplegó la bandera serbia, agradeció al cielo y fue a las gradas a saludar a su familia y equipo. Especialmente emotivo fue su abrazo con su hija, Tara, y su esposa, Jelena. Y así festejó uno de los momentos más emotivos de los Juegos Olímpicos.