La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este miércoles la emergencia de salud internacional por el actual brote de viruela del mono en la República Democrática del Congo, en África. En los últimos días, se extendióa un total de 13 países cercanos a la región, llegando hasta Europa y Norteamérica.
El director general de la agencia sanitaria de la ONU, Tedros Adhanom Ghebreyesus relató: “Hoy me reuní con el comité de emergencia y me comunicó que la situación constituye una emergencia de salud pública de alcance internacional y acepté esa recomendación. Es una situación que debería preocuparnos a todos”.
Por otro lado, es la segunda vez en el año que sucede una situación similar, por ende, la organización considera que esta patología puede convertirse en una amenaza sanitaria internacional, ya que la tasa de mortalidad de la enfermedad se estima en un 3,6%. Por esa razón, controlan su propagación y consideran que la situación debe estar bajo control.
La OMS declaró esta emergencia ya que los brotes no son consecuencia de la circulación de una misma variante del virus, sino de más de una. Asimismo, los especialistas médicos observaron niveles de riesgo y de contagio diferentes, mientras que hace dos años la transmisión era casi exclusivamente por vía sexual.
Según los últimos datos actualizados por los Centros Africanos para el Control y Prevención de Enfermedades, se han reportado 14.250 infecciones y 456 muertes en lo que llevamos de 2024. Estas cifras suponen un incremento del 160% de contagio con respecto al año pasado y un golpe de realidad por la falta de tratamientos y vacunas en todo el continente.
El brote se encontraba focalizado en la República Democrática del Congo, pero la cepa ha traspasado las fronteras y se encuentra en diez países más. Por primera vez, Burundi, Ruanda, Kenia y la República Centroafricana han reportado casos en una misma semana, lo que está provocando cierto recelo en la afluencia turística a estos países.
Según un estudio de la revista Science, esta nueva variante es más letal que la que causó la epidemia de 2022, año en el que el virus saltó al continente europeo. Sin embargo, las vacunas lograron mantener bajo control al virus en Europa (solo 260 casos en este año), a diferencia de en África, que no dispone de estos tratamientos.