Agustín Monzón quedó eliminado de Survivor, luego de una definición mano a mano con Martín «Colli». En este sentido, el santafecino visitó el living de Georgina Barbarossa y contó cuáles fueron sus mayores miedos en el reality. Posteriormente, relató sus vivencias en la solitaria Isla del Muerto. Finalmente, confesó que su mayor miedo terminó siendo la seguridad de su familia.
A través de «A la Barbarossa», Monzón aseguró que sus compañeros no querían su salida de Survivor. En este aspecto, expresó: «Se me hizo difícil porque los chicos no querían que me vaya, pero yo ya sí quería dejar. Y cuando tuve la oportunidad de dejar el juego, apareció lo de la Isla del Muerto. La verdad cuando llegué ahí, al principio, pensé que iba a volverme loco. Pero después pensé que le tenía que meter onda, porque no sabía cuánto tiempo me iban a dejar ahí».
Posteriormente, el participante de Survivor aseguró que su familia era su principal motivación para volver. Además, manifestó: «Mi peor miedo era que le pase algo a mi familia, porque estábamos aislados. Ahí se está todo el tiempo un poco paranoico porque no se sabe nada de lo que pasa afuera. Después lo que me pasó en el campamento», aseguró.
«Bajé 13 kilos»: Agustín Monzón contó el drástico cambio físico que sufrió en Survivor
El hambre, el frío y las alimañas representan, sin dudas, los desafíos más imponentes de Survivor. En este sentido, Agustín Monzón participó en una entrevista donde se sinceró sobre como su cuerpo le pasó factura, tras la experiencia. Por otro lado, detalló que perdió mucho peso a causa de la falta de alimentación en la isla del reality.
En este aspecto, el participante de Survivor no dudó en asegurar en una entrevista con «La Nación», que el hambre fue uno de los mayores obstáculos. Además, expresó: «En la isla bajé 13 kilos. Antes de entrar al reality subí de peso a propósito, para tener reservas. Subí unos siete kilos. Entré pesando 93 kilos y salí con 80. Lo primero que hice fue pedirle a mi familia que me hiciera un asado bien completo. Y otra cosa que me costó mucho también fue el desarraigo. Todos los días me alejaba un poco para llorar solo».