Flor de la V decidió contar la nueva experiencia que vive con su marido y sorprendió a más de uno con su relato. Sucede que Pablo Goycochea, el esposo de la conductora de América TV, tiene dos hijos de su relación previa y los jóvenes ya están formando sus propias familias.
De hecho, Flor de la V tiene una buena relación con los hijos de su marido y contó que es abuela. «Ya soy abuela. La hija mayor de Pablo tiene a su hijo Rafaelo y ahora el hijo mayor también va a ser papá», expresó la famosa en la gala de ParaTi.
«Así que voy a tener dos nietos. No lo había dicho nunca, pero sí soy abuela», remarcó la popular presentadora del programa de chimentos. En ese contexto, la famosa planteo una reflexión sobre el tema y lo que consiguió al formar la familia de sus sueños: «La verdad que nunca me lo hubiera imaginado, no se me cruzó nunca por la cabeza y es hermoso».
« Además, hace unas semanas Gonzalo comunicó que iba a ser padre y fue de las alegrías más hermosas que tuvo mi familia. Siempre la llegada de una criatura, de un nuevo integrante es una es una celebración, es una felicidad. A mí me llena particularmente de alegría porque los vi crecer a los hijos de Pablo, Gonzalo tenía 10 años cuando nos conocimos y la verdad que nada me emociona y me enorgullece más», relató Flor de la V con devoción hacia sus seres queridos.
La reflexión de Flor de la V sobre Ni Una Menos
«Aquel primer 3 de junio, el grito unísono de Ni Una Menos se alzó, desafiando a las voces que negaban a la violencia machista y reclamando justicia para todas aquellas cuyas vidas habían sido arrebatadas por la violencia de género. Detrás de este hito, hay miles de historias de valentía y resistencia, así como también nombres y rostros de aquellas que ya no están, pero cuyo legado de lucha debe seguir vibrando en cada paso que damos hacia un futuro más igualitario y seguro», sostuvo Flor de la V sobre las protestas que se vieron en las calles.
Y concluyó: «Dijimos basta y unimos nuestras voces en una marea imparable de indignación. Fue en esa movilización, la primera a la que asistí junto con mi hija Bella, donde la pureza y la autenticidad del dolor se volvieron palpables. Chiara podía ser nuestra hija, nuestra hermana, nuestra amiga. Éramos todas Chiara».
