La situación de los jubilados en Argentina sigue siendo alarmante, especialmente tras la decisión del presidente Javier Milei de vetar una reforma que les habría dado un aumento adicional en sus ingresos. Según los datos más recientes, casi el 30% de los adultos mayores vive en la pobreza, una cifra que se traduce en millones de personas cuyas jubilaciones no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas.
La canasta básica para un jubilado que alquila vivienda se estima en $912.584 mensuales, mientras que la jubilación mínima en septiembre fue de $234.540 más un bono de $70.000, lo que apenas cubre un tercio de sus necesidades. Esta situación coloca a los adultos mayores en una posición de extrema fragilidad, dependiendo en muchos casos de ayuda externa para sobrevivir, ya que sus ingresos no logran hacer frente al costo de vida actual.
El veto de Milei se fundamentó en su preocupación por el equilibrio fiscal, argumentando que el aumento de las jubilaciones atentaba contra la estabilidad de las cuentas del Estado. Sin embargo, este enfoque ha sido duramente criticado por expertos en economía social y por organizaciones de defensa de los derechos de los jubilados, que ven en esta medida una clara señal de ajuste que impacta directamente en los sectores más vulnerables.
Si bien el debate sobre la sostenibilidad fiscal es importante, el costo social de mantener las jubilaciones en niveles tan bajos genera una problemática a largo plazo. La pobreza entre los jubilados no solo afecta a su bienestar inmediato, sino que también tiene consecuencias en el acceso a servicios esenciales como salud y medicamentos. Muchos adultos mayores se ven obligados a elegir entre pagar alimentos o comprar medicinas, lo que agrava aún más su situación.
Los niños son los más afectados en la pobreza por segmento etario
Según el Indec, el 66,1% de los menores de edad tiene sus necesidades básicas insatisfechas. Este porcentaje ha crecido de manera preocupante, en especial en las regiones del norte del país, como Chaco, donde la pobreza infantil alcanza niveles del 76,2%. La combinación de inflación, desempleo y bajos salarios ha llevado a que millones de niños vivan en condiciones extremadamente precarias.
A pesar de que la pobreza infantil ha sido un tema recurrente en la agenda pública, las políticas implementadas hasta ahora no han logrado revertir esta tendencia. Según Unicef, un millón de niños se va a dormir sin comer en la Argentina, una situación que podría tener consecuencias a largo plazo, no solo en términos de nutrición, sino también en salud, educación y desarrollo social.