El economista y exfuncionario Carlos Melconian realizó duras críticas al gobierno de Javier Milei, señalando que muchas de las promesas de campaña, como la dolarización y la lucha contra la «casta», se han desdibujado en la práctica de gobernar. En diálogo con Radio Rivadavia, Melconian afirmó que estas ideas fueron meros eslóganes electorales, pero que «gobernar es otra cosa».
Melconian recordó su famosa frase durante la campaña presidencial de 2023, en la que comparaba las promesas de Milei con «fideos con tuco», sugiriendo que las propuestas no eran más que promesas vacías. “No había ninguna chance de dolarizar, al margen de que fuera bueno o malo”, explicó, subrayando que desde el inicio se sabía que la implementación de estas medidas iba a ser extremadamente difícil.
El economista detalló que es común en la política argentina que se utilicen eslóganes simplistas para ganar elecciones, como sucedió con la dolarización y la denuncia de la «casta política». Sin embargo, en el ejercicio del poder, estas promesas enfrentan los desafíos de la realidad. «Casta y dolarización fueron importantes eslóganes de campaña, pero gobernar es mucho más complejo«, añadió.
Melconian también abordó la cuestión del «doble discurso», señalando que, aunque el gobierno de Milei llegó al poder con una narrativa de enfrentamiento con la clase política tradicional, la realidad le ha obligado a adaptarse. «El Presidente, en el día a día, se va dando cuenta, aunque sea a los golpes«, comentó, haciendo referencia a decisiones políticas y económicas que contradicen la retórica inicial del gobierno, como el manejo de los sindicatos, la Justicia y los subsidios.
Finalmente, el economista destacó que la dolarización, una de las promesas insignia de la campaña de Milei, «sirvió para ganar votos», pero en la gestión cotidiana del país se ha evidenciado como inviable en el corto plazo. «Lo mismo que pasa con la política económica sucede con la dolarización: fue útil para la campaña, pero no para gobernar«, concluyó Melconian.
Estas declaraciones reflejan las tensiones y los desafíos que enfrenta el gobierno de Milei, obligado a equilibrar las expectativas generadas durante la campaña con la realidad política y económica del país.