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POLÍTICA

Crimen del ministro Rojitas: Raúl Jalil y Barrionuevo aplicaron el control de daño y Feinmann se prestó al juego

Catamarca está otra vez conmocionada por un crimen aberrante, y sus encubridores.

Raúl Jalil

(Por Juan Carlos Andrada).- A 34 años del crimen de María Soledad, Catamarca se conmocionó con otro crimen aberrante. Retuvieron a un ministro, lo molieron a golpes y luego lo mataron como a un perro. Pero en la tierra de la Virgen del Valle no somos ningunos improvisados en asesinatos; ya aprendimos con el caso María Soledad que un crimen puede voltear un gobierno, así que en este caso se puso en marcha el triple operativo (político, judicial y mediático) de “control de daños” en la administración de Raúl Jalil. Y en ella, participó hasta el prestigioso periodista de Radio Mitre y LN+, Eduardo Feinmann, que encubrió exitosamente el crimen, al punto que ya casi nadie se acuerda del desgraciado.

A Juan Carlos Rojas lo mataron por razones políticas y económicas vinculadas al Ministerio de Desarrollo Social que conducía. Con base en la historia criminal y política de Catamarca, el hecho de sangre del pobre “Rojitas” fue considerado de extrema gravedad institucional, activándose de inmediato el control de daños. Por lo que desde el principio “se hizo todo mal a propósito”, se “contuvo” a “todos” los actores que intervinieron en el “mamarracho” de la investigación y se “mintió sistemáticamente” con la finalidad de que nunca se sepa la verdad.

Fue tan cruel la operación política-judicial-mediática para hacerse de impunidad en el oficialismo, que aislaron e incriminaron a la propia familia de Rojitas. Así, una mañana se sentó en Radio Mitre Luis Barrionuevo con el periodista Eduardo Feinmann, y, haciendo bromas previas y matándose de risa en el programa, lanzaron morbosamente la teoría del parricidio. ¿Qué le pasó a Feinmann entre María Soledad y Rojitas para rechazar la verdad como el amor de su vida y abrazarse a la mentira en esta orgía de los Poderes, donde es imposible que Eduardo conserve la virginidad?.

Juan Carlos Rojas

Que fácil perdemos el hilo de las cosas. Resulta que hoy los únicos que siguen invirtiendo plata y tiempo para hacer justicia por Rojitas son la familia del finado y el Dr. Ivan Sarquis, el abogado que se inmoló en esta causa. Es una locura: acaso el hijo en lugar de confesar que mató a su padre, gasta cada centavo en peritos buscando las pruebas para incriminarse solo mientras los eruditos del control de daño apuestan al olvido y prueban la eficiente aplicación en otros escándalos del Gobierno como la estafa de las financieras.

¿Qué decir de Jalil y Barrionuevo? No se pueden dejar cabos sueltos. El gastronómico puso a su sobrino Gonzalo Mascheroni en Desarrollo Social en lugar del occiso, en un ministerio clave en la investigación del brutal crimen. Lo cierto es que, aparte de sacar su tajada en la repartija de cargos públicos para la familia y hacer sus negocios sobre el cajón de su amigo fiel, no hubo aportes concretos por parte de Luis. Pura pantomima, como la marcha con gente de otras provincias traídas en colectivo pero pensando más bien en su serie de Netflix. Desaparecido. Se tomó el palo.

¿Y el Obispo? Monseñor Urbanc debería saber que, si al final nos gana la apatía y la política destruye a la sociedad, no nos va a salvar ni la construcción de la Virgen más grande del mundo.

Respecto a Raúl Jalil, si hacemos historia, si sabrá la Corporación Jalil de encubrir un crimen. En los tiempos de María Soledad ya existía el Pasteur, la Clínica del actual Gobernador, donde se lavó el cuerpo de la estudiante y se taparon pruebas. Fueron cómplices y encubridores.

Ni hablar de la injerencia nefasta del gobierno de Raúl en las estructuras judiciales designando familiares y amigos, la incompetencia o falta de idoneidad, que tienen su consecuencia. En este contexto, los legisladores provinciales jugaron a hacerse los distraídos, y el broche de oro fue la “absolución” en el Jury al fiscal Palacios, que quiso hacer pasar crimen por muerte natural. Este bruto sigue trabajando. Todos siguen trabajando: peritos, jefes, ministra de Seguridad, los médicos de la autopsia que le mintieron a la familia en la cara, hasta la única imputada sigue en el mismo lugar. Como dije al principio, el control de daño implicó “contenerlos” a todos.

Eduardo Feinmann
Eduardo Feinmann

Es para tener miedo. Mañana te inventan una causa o apareces muerto y no pasa nada. No sabes con qué te pueden salir ni de qué te pueden acusar. No hay garantías Catamarca.

El muerto es de todos. Tuyo también, Feinmann.

¿Qué sucede que no estamos demandando Justicia? Para hacer el camino inverso, tal vez habría que empezar a reconocernos como una sociedad derrotada por el sistema.