El Pacto del Futuro 2024, aprobado por la Asamblea General de la ONU con el respaldo de 193 países, incluye 56 acciones dirigidas a enfrentar los desafíos más urgentes de la actualidad, como el cambio climático, la igualdad de género, y las amenazas emergentes de la Inteligencia Artificial. Sin embargo, varios de estos puntos han sido rechazados por la Argentina que busca desvincularse de compromisos internacionales que considera contrarios a sus intereses.
Uno de los aspectos clave del Pacto es el Pacto Digital Global, que promueve la cooperación internacional para reducir las brechas digitales y mitigar los riesgos asociados a las nuevas tecnologías. Asimismo, incluye una Declaración sobre las Generaciones Futuras, orientada a promover la solidaridad intergeneracional y salvaguardar los derechos y necesidades de las generaciones venideras. Estos puntos, aunque bien recibidos por la mayoría de los países, no convencieron al gobierno argentino.
La canciller de la Argentina, Diana Mondino, explicó en redes sociales la postura oficial de Argentina ante el Pacto del Futuro. «Hoy en la ONU nos disociamos del Pacto del Futuro. Elegimos un mundo mejor para cada uno de los niños, hombres y mujeres que habita nuestro suelo. Argentina quiere tener alas para su desarrollo, sin estar sujeto a un peso indebido de decisiones ajenas a nuestras metas. Argentina será un Faro de Libertad», sostuvo Mondino.
Los puntos que más cuestiona el Gobierno de Milei sobre el pacto de la ONU
Uno de los puntos que más rechazo generó en el gobierno de Argentina es el enfoque sobre la igualdad de género. El Pacto incluye entre sus acciones lograr «la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas», como un paso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta propuesta, que fue respaldada por la mayoría de los países, no cuenta con el apoyo del gobierno de Milei, quien argumenta que este tipo de compromisos externos afectan la autonomía del país para definir sus propias políticas sociales.
El Pacto del Futuro también aborda cuestiones fundamentales como la erradicación de la pobreza, la eliminación del hambre y la inseguridad alimentaria, así como la lucha contra el cambio climático. Los países firmantes se comprometieron a una transición hacia energías renovables, con el objetivo de abandonar los combustibles fósiles y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. A pesar de estos compromisos, Argentina optó por no respaldar el acuerdo, argumentando que las metas internacionales podrían obstaculizar su desarrollo económico.
Otro de los puntos importantes del Pacto es la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, con el objetivo de hacerlo más representativo y eficaz. En particular, se busca corregir la «injusticia histórica» de África, un continente sin representación permanente en el Consejo. Esta reforma es vista como un paso necesario para revitalizar el funcionamiento de las Naciones Unidas, aunque no fue suficiente para lograr el apoyo del gobierno argentino.
El Pacto del Futuro fue considerado por la mayoría de los países como una hoja de ruta esencial para enfrentar los crecientes riesgos globales, como las guerras, el cambio climático y la pobreza. Sin embargo, la decisión de Argentina de abstenerse en la votación refleja su posición crítica frente a compromisos internacionales.
