Se trata, sin lugar a dudas, de una de las bailarinas más talentosas de su generación. Y es que Silvina Escudero ha sabido muy bien de qué manera ganarse el cariño de la gente que la sigue desde hace años.
Ahora, nuevamente estará muy expuesta a raíz de su confirmada participación en el Cantando. En medio de mucha expectativa, la también modelo habló con Pronto y contó parte de su vida. «Era una chica muy traviesa. Hacía travesuras a diario y mi papá siempre era mi cómplice. Siempre era muy payasa, muy graciosa tratando de hacer reír a todos y mi mamá tratando de aleccionarme», sostuvo.
Además, habló de su educación en el mismo colegio donde estudió Máxima Zorreguieta. «Lo mejor del Northlands es que siento que te prepara para tener un pantallazo de todo, podés hablar de todos los temas. Siempre vas a estar incluida en las conversaciones porque te brinda un gran conocimiento general, es muy abarcativo. La educación es muy importante, el respeto, también el servicio a la comunidad», aclaró.
«De hecho el lema del colegio es Friendship and Service, el servicio a la comunidad, el estar predispuesto siempre para el otro, el respeto a los más grandes y las buenas contestaciones. Algo muy importante es que te inculcan el saber debatir, hablar, tener buenas conversaciones, algo que hoy de grande me doy cuenta que a mucha gente le falta», sostuvo Silvina Escudero.
«Muchas personas conversan para contestar y no para entender, debatir y llegar a acuerdos que me parece que es lo más importante. Lo mejor también son las amigas que hice durante esos 12 años que fui al colegio. Lo peor fue tanta carga horaria, tanto que estudiar», aseveró.
Por último, se refirió a su primera mascota y al dolor que sintió con su partida. «Mi primer gran amor, Yo nací cuando Poupeé ya tenía 10 años. Era el gato que había recogido mi abuela de la calle cuando lo estaban apedrando y vivió hasta mis 10 años, o sea que vivió 20 años. Cuando lo despedí se me rompió el corazón por primera vez. No está en el pasado, en un placard de casa todavía guardo el platito donde comía, las cartas que le escribía y una de sus mantitas», finalizó.