El exviceministro de Economía durante la gestión de Sergio Massa, Gabriel Rubinstein, expuso este martes al líder del Frente Renovador por el “plan platita” impulsado en los últimos meses del Gobierno anterior, es decir, en plena campaña electoral. En este sentido, Rubinstein habló del fracaso de las políticas que formaron parte de dicha estrategia y su desacuerdo con la misma, aunque admitió que nunca quiso dejar el cargo.
“Estábamos en julio de 2022 muy cerca de la híper. Me llamaron a ayudar a un ministro que quería avanzar hacia el equilibrio fiscal y el levantamiento del cepo. Y acepté. Se empezó en ese camino. Pero faltó convicción política, vino la peor sequía de la historia, no conseguimos ayuda externa y la puja electoral (shock Milei en las PASO, plan ‘platita’, etc.). Y fallamos”, explicó Rubinstein en una publicación de la red social X, contestando a la consulta de un usuario.
Seguidamente, planteó: “¿Podía haber renunciado? Sí. Pensando en mi prestigio personal. No quise abandonar el barco e hice lo que pude para que evitáramos una nueva híper”, aseveró el exnúmero dos de Massa. A su vez, buscó despegarse del denominado “plan platita”, al manifestar que “el que decide es el ministro” y asegurar que él “no estaba de acuerdo”. “Pero no renuncié. Podría haberlo hecho”, agregó de inmediato.
Luego, Rubinstein buscó defenderse cuando Lucas Llach, economista y ex Banco Nación durante el gobierno de Mauricio Macri, le recriminó haberle creído al peronismo. “A ver: con (Roberto) Lavagna-(Eduardo) Duhalde se trabajó muy bien. Con Lavagna-Néstor (Kirchner) también (algo menos). Con (Carlos) Menen, (Domingo) Cavallo pudo un montón. Roque Fernández pudo, pero menos. Todos PJ”, le contestó.
Y se explayó: “En todo caso, confié en que, dada su ambición, Massa iba a hacer lo ‘necesario’ para bajar y mucho la inflación (más no sea porque ‘garparía’ políticamente)”, aseguró el exviceministro de Economía. Por último, dijo que su idea era que debían atacar el déficit fiscal y bajar “fuertemente” la brecha, a través de una devaluación acoplada a la llegada de apoyo externo.
“Massa ‘también’, pero nunca se sintió cómodo con la baja/nula ayuda externa (para devaluar), y confiaba en su capacidad para manejarse y lograr resultados en la Argentina corporativa, aún si en el fondo eso le gustara o no. Y yo confiaba más en la ‘macro’. Empezamos mejorando las cuentas fiscales y bajando un poco la brecha. Pero no lo pudimos/supimos sostener”, cerró Rubinstein.
