No hay dudas de que Cuestión de Peso, el ciclo conducido por Mario Massaccesi, logró hacerse su lugar en la pantalla de Canal Trece y convertirse en uno de los programas más vistos de la televisión argentina. Son fuertes las historias que se presentan en el reality y que dejan a más de un televidente totalmente conmocionado.
En esta oportunidad contaron con la historia de Mariano Cidañez, un paciente que ingresó a la Clínica Cormillot con obesidad mórbida y que llegó a pesar más de 335 kilos. Según contó en el programa, su enfermad lo obligó a estar postrado en una cama por más de dos años, hasta que fue rescatado por los bomberos de su ciudad natal, Luján.
“Yo soy Mariano, tengo 45 años, ingresé a la clínica el 14 de febrero de 2024 con 335,700 kilos. Ahora estoy pesando 230 kilos y soy un caso de obesidad mórbida. Cuando vine a la Clínica, llegaron los bomberos a mi casa en Luján y llegó el personal de la ambulancia del traslado. Hacía dos años y medio que no salía de mi casa”, comenzó Mariano.
“¿Cómo era tu vida sin poder vos ir a hacer un trámite, sin ir a un banco, un mercado?”, le preguntó entonces Sergio Verón, a lo que Mariano contó: “Dependía de tres vecinos. Me asistían, llegaban a casa, venían con las bolsas, me dejaban. Yo me caía bastante y aparte, al estar tan gordo, hacía dos, tres movimientos y sí o sí me lastimaba la piel».
«Me internaban dos meses, terminaban el tema de las infecciones y me mandaban de vuelta a casa. Llegué a sacarme yo solo 160 gusanos de la pierna con una pinza de depilar, la pierna doblada. Ibas sacando gusano por gusano. A veces sacaba cuatro o cinco, los tiraba en una bolsita y así”, relató Mariano, mientras los participantes de Cuestión de Peso lo escuchaban impactados.
“¿Vos sabías cuánto estabas pesando?”, quiso saber Sergio Verón, a lo que Mariano respondió: “No, el estimativo por los médicos en el hospital de Luján, que era el único hospital que me estaba recibiendo, ellos me decían que era entre 400 y 500 kilos”. “Me dijeron: ‘Despedite’. Durante tres años, me dijeron eso, que no pasaba de fin de año. Cuando me pesaron acá, dije, bueno, no era tanto… Entonces no estaba tan perdido. Ya me había dejado morir. Hablé con amigos y ya hasta había dicho quién se hacía cargo de mis animales, mis perros, para que se los lleven cuando sea. Me había entregado», recordó.
«Años y años de que no sabemos qué hacer, no te podemos tocar, no te podemos pinchar, no te podemos hacer esto. Todo era no. Todo era no. Y si no era no, eran burlas. Llegué en el hospital de Moreno y me mandan para hacer placas. Y me parecía raro que tardaban mucho. Escuchaba murmullos y cuando me asomé había 25, 30 personas sacándome fotos. Desnudo. Ahí dije: ‘Basta de médicos, basta de todo, abandono todo’. Eras un objeto de atracción, no era una persona. Era algo del circo. Que es algo que te pasa siempre cuando vas por la calle, que te miran mal, se te ríen, te gritan: ‘traficante de ñoquis, traficante de ravioles, que largue a los pibes que me comí…’”, cerró Mariano.