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VIDA Y ESTILO

Susana Balbo ingresó al salón de la fama mundial del vino

Este reconocimiento destaca los méritos de la primera mujer enóloga de la Argentina, cuya historia de superación es digna de conocerse y celebrarse.

Susana Balbo es una afamada empresaria y enóloga oriunda de la provincia de Mendoza. Recientemente recibió una distinción de la prestigiosa revista británica Decanter en razón de su extensa trayectoria en el mundo vitivinícola con un premio que solo pocas personas en el mundo ostentan.

Susana Balbo consiguió fundar su propia bodega, contribuyendo, al mismo tiempo, a aggiornar prácticas y técnicas más efectivas en la industria vitivinícola argentina. Asimismo, colaboró con una serie de bodegas de menor envergadura para que pudieran forjar lazos de exportación. Por otro lado, llevó a cabo una invaluable revolución con respecto al vino blanco Torrontés y produjo un Malbec tinto excepcional.

La resistencia frente a la adversidad

Por sí solos, todos aquellos logros suponen, cada uno, una hazaña prodigiosa. Sin embargo, debemos tener en consideración que Susana Balbo se vio obligada a barajar y dar de nuevo en dos ocasiones. Al mismo tiempo, debía ocuparse de su marido y de sus hijos. De manera que, si sumamos todo ello a los hitos antes mencionados, su trayecto resulta mucho más sobresaliente.

Efectivamente, Susana Balbo atravesó una serie de dificultades que, sin dudas, habría de quebrantar el espíritu de cualquiera. Hablamos de una madre con una niñita de dos años y un varón de cuatro que hacía lo posible cada día para garantizar los alimentos durante una época de crisis hiperinflacionaria en Argentina. A la vez, una crisis en la salud de esposo constituyó, en conjunto, una espiral descendente que parecía fuera de cualquier control.

Susana se vio forzada a mudarse junto a su familia luego de que no le hubieron pagado durante casi un año en el puesto que tenía en una bodega salteña. Así, se mudaron a su Mendoza natal. Siendo que era la única en su núcleo familiar habilitada para trabajar, solicitó a su padre un préstamo de dinero y volvió al hogar para trabajar para ellos. Cabe señalar que, durante la década de los ochenta, la depresión no era entendida ni diagnosticada como lo es hoy en día. Susana Balbo era consciente de que su esposo se encontraba paralizado debido a su enfermedad, pero su familia interpretaba erróneamente que él no estaba a la altura de sus responsabilidades.

El renacimiento

Susana Balbo llegó a la conclusión de que la única manera de cuidar de su esposo y mantener a su familia era cortar los lazos laborales con sus padres e inagurar su propia bodega. De manera que, abrumados por la desesperación, vendió todas sus posesiones: departamentos, automóviles y ganado. Asimismo, se vio en la necesidad de solicitar un préstamo a su cuñado. De esa manera, logró reunir 40.000 dólares para adquirir una antigua bodega. Por otro lado, gracias a su herencia italiana, logró conseguir un préstamo del gobierno de ese país que estaba orientado a la asistencia de pequeñas empresas. Ello hizo posible la compra de tecnología más novedosa. Balbo era consciente de que Argentina, por esos años. estaba atrasada en cuanto a infraestructura adecuada para bodegas, ya que durante el principio de su carrera hubo trabajado en varias cosechas en California en la temporada baja de Argentina.

A comienzos de la década del noventa, Susana pudo abrir su primera bodega. Así, su familia comenzó a sentirse más segura luego de vender cinco mil cajas a nivel nacional. Ello representaba suficientes ingresos para sobrevivir, y los temores de la indigencia ya no acechaban con tanta saña. Al mismo tiempo, contribuía en la gestación de un ambiente más saludable para su esposo, en términos económicos.

Sin embargo, era preciso un seguro que pudiera cubrir los honorarios de los proveedores. Susana, entonces, obtuvo un tipo de seguro que se ocuparía de cubrir el monto perdido si algún cliente no cumplía con sus pagos. Desafortunadamente, una organización empresarial la contactó solicitando 25.000 cajas de vino durante los meses de verano, ya especulaban que todos los restaurantes y supermercados que poseían en la costa argentina tendrían altas ventas durante ese tiempo.

El primer traspié

Dicha compañía acordó el pago del pedido en cuotas de ocho cheques luego de cada entrega. No obstante, luego de que no recibiera ni el primer ni el segundo cheque, Susana se comunicó con su agente en la compañía de seguros. Él adjudicó que no podía solicitar el dinero para cubrir la pérdida hasta pasado el plazo programado para el último cheque. Es decir, luego de ocho meses. Cuando efectivamente se realizaron los ocho envíos y no fue recibido ninguno de los pagos, se comunicó nuevamente con la compañía de seguros. Ellos le comunicaron que no existía dicho seguro en Argentina. Ello implicaba que la póliza carecía de validez. El ejecutivo que hubo vendido la póliza ya no trabajaba allí y solo había estado empleado en la empresa durante cuatro meses. Derrotada, Susana acabó por vender su bodega para pagar a sus proveedores con la certeza de que jamás volvería a tener su propio negocio.

No obstante, luego de trabajar como consultora en bodegas europeas y estadounidenses, inauguró, en 1999, su empresa situada en el centro de Luján de Cuyo, Mendoza, que hoy lleva por nombre Susana Balbo Wines.

El éxito

En 2006, Susana se convirtió en la primera mujer presidenta de la organización promotora Vines of Argentina, permaneciendo tres mandatos hasta 2016. Durante su gestión, se dedicó a asistir a las pequeñas y medianas empresas para que incursionaran en los mercados de exportación. Así, estableció oficinas de promoción en todo el mundo.

El reconocimiento de Decanter coincide con un año muy especial para la bodega Susana Balbo. En efecto, celebra 25 años de coraje y compromiso con la calidad. Susana Balbo inspiró con su espíritu osado a cada integrante del equipo que contribuye cada día con la bodega.