Como sabemos, Dom Pérignon es un Champagne que puede adquirirse solamente por añada y se produce de manera exclusiva en años excepcionales. Cada añada constituye una creación singular y única. En efecto, expresa tanto el carácter intrínseco de la añada como el carácter típico de Dom Pérignon. Luego de, por lo menos, ocho años de producción en bodegas, el vino encarna el equilibrio perfecto de Dom Pérignon: la armonía en plenitud.
Lenny Kravitz es un amigo de vieja data de Dom Pérignon. El cantante, apasionado de las añadas y con un espíritu afín al del Chef de Cave, Robert Geoffrey, siempre sintió una afinidad creativa con esta marca de Champagne. En efecto, Dom Pérignon se reinventa a sí mismo cada año con el objetivo de crear el mejor Champagne.
Tal es así que Kravitz llevó su afecto por la marca al siguiente nivel. En efecto, Se diseñó especialmente una placa metal martillado sobre la superficie para evocar el famoso escudo de la etiqueta. De esa manera, se produce una pátina reluciente que refleja la calidez característica de aquel año de 2008.
Tomando inspiración de la atmósfera única que implica la cada de Champagne, se diseñó una colección limitada de botellas, empaquetados y hasta incluso una barra de bar para reconstruir esa experiencia única, de acuerdo con la marca de Champagne. Sendas cajas de las ediciones de la añada 2008 y el Rosé 2006 están ornamentadas con etiquetas inspiradas en la herrería. Estas incluyen las incrustaciones de metal martillado, las cuales constituyen una pátina que concede una inalterable vibra contemporánea.
La edición Dom Pérignon Magnum Candelabra 2008 creada por Lenny Kravitz supone una pieza «apenas brutalista». Es decir, una expresión calibrada entre lo masculino y lo femenino. La textura de la caja, inspirada en la piel de las serpientes y las uvas vinícolas talladas alrededor de la etiqueta de la botella dan cuenta de la mano creativa de un artista comprometido con los elementos de la naturaleza.
Características de la añada
El año 2008 estuvo dominado por cielos grises y nublados. Toda una excepción en una década caracterizada por la presencia de un sol tremendo y generoso. La primavera y el verano transcurrieron con la misma falta de luz solar y ausencia de altas temperaturas. En verdad, fue el mes de septiembre el que salvó la añada, milagrosa y tardíamente.
Justo cuando la cosecha estaba poniéndose en marcha (el 15 de septiembre), las condiciones climáticas finalmente fueron perfectas, con cielos azules y vientos del noreste prolongados. La recolección se extendió a lo largo de un extenso período para beneficiarse de este giro positivo de eventos. Las uvas fueron más maduras que lo que cualquiera se hubiera atrevido a desear y presentaban un balance verdaderamente destacado. Las uvas estaban perfectamente destacadas.
Las opiniones de los expertos
Lenny Kravitz aporta su creatividad legendaria a un inspirado Champagne que, como no puede ser de otra forma, presenta una botella especial. Reinterpretando el escudo de Dom Périgon en metal martillado, el músico diseñó una estética tan especial como la suya propia. Kravitz invita a las personas a acercarse en conjunto a través de sus diseños. Celebrando el minimalismo y la calidez expresiva del 2008, esta edición limitada está pensada para coleccionistas y espíritus creativos.
Algunas de las reseñas más relevantes de esta edición declaran:
Jane Anson (Inside Bordeaux) 100 puntos: «(50% Chardonnay, 50% Pinot Noir). Fácilmente, el mejor Champagne que tomé este año. Catado por primera vez en un almuerzo en un château, no pude dejar de pensar en él y, eventualmente, compré una botella para los 50 años de mi esposo. Simplemente, mucho poder y precisión a la vez que se mantiene la delicadeza, glamour y reminiscencias a cítricos pulposos».
Stefan Neumann MS (Decanter) 99 puntos: «Aromas de primer nivel que evocan sal mineral y manifiestan un maravilloso carácter de masa fermentada con nueces asadas. Profundidad y empuje, elegancia y poder».
Antonio Galloni (Vinous) 98 puntos: «El Dom Pérignon 2008 es, otra vez, asombroso. Más que nada, estoy sorprendido por lo bien que resultaron las bebidas del 2008 dadas las tensiones y energías que acarrean. Pero, claro, es precisamente ello lo que hace de 2008 una añada tan especia. Cáscara de limón, almendras, menta, humo y notas terrosas se conjugan con fineza. Sin embargo, es la textura del vino aquello que lo eleva al reino de lo sublime. Está añada será incluso mejor con un tiempo en bodega, pero es fenomenal incluso hoy, en estadíos tempranos».