El presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical (UCR), Rodrigo De Loredo, fue entrevistado por Eduardo Feinmann en su programa radial Alguien tiene que decirlo, donde abordó la delicada situación interna que atraviesa el partido tras las recientes elecciones bonaerenses.
De Loredo comenzó destacando un problema estructural del partido: la periodicidad de las elecciones internas. «Nuestro partido tiene una cultura organizativa de hacer sus elecciones de autoridades cada dos años y es algo que tendríamos que rever porque es bastante incomprendido por la sociedad«, explicó, sugiriendo que este sistema puede estar afectando la imagen y cohesión del partido a nivel nacional.
Asimismo, el dirigente cordobés expresó sus diferencias con el actual presidente de la UCR, Martín Lousteau. Si bien reconoció la honestidad de su colega, dejó en claro que no considera que su conducción represente al conjunto del radicalismo, especialmente al que gobierna en provincias y municipios fuera de la capital. “He expresado mis diferencias con el presidente del partido, que creo que actúa con honestidad intelectual, pero no está representando a la mayoría del radicalismo, especialmente al del interior, que gobierna cinco provincias y más de 400 municipios”, sostuvo.
En este punto, De Loredo puso énfasis en una crítica recurrente que viene circulando en el seno del partido: la percepción de una conducción demasiado enfocada en la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana. “Vemos que la conducción del partido tiene una impronta más porteño-centrista, más del AMBA”, comentó, subrayando la brecha que existe entre las necesidades de las provincias y la agenda que domina en la capital.
A pesar de las tensiones, el dirigente radical rechazó la idea de que el partido esté sufriendo una crisis de identidad, aunque aclaró que el escenario es más complicado de lo que aparenta. “No creo que tengamos una crisis de identidad. Creo que es más grave, creo que nuestra identidad está clara, pero hoy no la reclama la gente”, declaró. Según su visión, el desafío del radicalismo radica en saber leer mejor el momento político que atraviesa el país y posicionarse de una manera que sea útil tanto para sus afiliados como para la sociedad en general.
En cuanto al contexto político nacional, De Loredo mostró preocupación por la actitud de algunos sectores de la UCR que, según él, se han convertido en «ultraopositores». “No es el rol que tengamos que tener nosotros en un momento muy complejo de la política y muy complejo para nosotros. Estamos tironeados de un lado y del otro”, afirmó, haciendo referencia a la difícil posición en la que se encuentra la UCR dentro de la oposición.
Para concluir, el dirigente analizó la realidad política del país y su relación con el desgaste del populismo, afirmando que la sociedad argentina está buscando una «cura» frente a los problemas históricos del país. “Siento que la sociedad está tomando un remedio necesario, resultado de una enfermedad de años, que fue el populismo, que dilapidó todo”, sentenció. Frente a este panorama, De Loredo llamó a la UCR a actuar de manera distinta, en consonancia con los desafíos que enfrenta Argentina.
Con estas declaraciones, el líder del bloque radical dejó en claro que el partido tiene mucho trabajo por delante si pretende mantenerse como una fuerza relevante en la política nacional, en especial de cara a las elecciones futuras, donde su rol dentro de la oposición podría ser crucial para el escenario político argentino.