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Vinos de Borgoña: cómo funciona su sistema de clasificación

Borgoña puede presumir de reunir bajo sus dominios grandísimos nombres del vino francés, bodegas de renombre, con larga tradición y artífices de algunos de los más importantes vinos de Francia y sin duda del mundo.

industria vitivinícola
Foto: NA

Respecto a los vinos de Borgoña, y en Francia generalmente, las clasificaciones de vinos suponen referencias de autoridad internacional. Cabe destacar que así ha sido durante, prácticamente, siglos. Cada una de las principales regiones vinícolas francesas ostenta su propia clasificación. Probablemente, el más célebre de todas ellas siga correspondiendo a los vinos tintos de Burdeos, por mandato de Napoleón III en el siglo XIX. Sin embargo, otras regiones, tales como Alsacia y Borgoña, no tienen nada que envidiar. Todas someten a sus vinos a un sistema de clasificación de acuerdo a criterios puntuales que nivelan en distintos estratos considerando su calidad.

No obstante, si aquel sistema de clasificación aparece, hoy en día, en todo el mundo como estándar esencial para la consideración y apreciación de un vino, los marcados contrastes en lo que respecta a los criterios de clasificación de una región a otra puede resultar en confusión. Por ello, es habitual cuestionarse qué yace verdaderamente detrás de las etiquetas de un vino del Ródano, Burdeos o Borgoña. Esta última región, especialmente, se diferencia de las otras por su singular clasificación.

Cómo opera el sistema clasificatorio borgoñés

La clasificación de los vinos de Borgoña es única considerando que el terruño es tenido en alta estima para inferir la calidad de un vino. En un viñedo, las parcelas se determinan en áreas de denominaciones. De manera que la ubicación geográfica supone un criterio fundamental a la hora de establecer las diferentes delimitaciones de denominación. Así, la noción de terroir es determinante, siendo que el suelo designa el nombre del vino.

En esta espléndida región vinícola, también es fundamental considerar el clima. Es importante mencionar que, cuando se habla de «clima», no se no refiere específicamente a las condiciones meteorológicas. Ello incluye desde el viñedo en su conjunto, considerando sus límites precisos, hasta el tipo de suelo y su historia particular. En efecto, el origen de la nomenclatura de cada clima se remonta, mayormente, al período medioeval.

Tales nombres operan a la manera de testimonio del fundamental impacto en términos económicos de monjes, señores feudales y clérigos con el paso de los siglos. Los «clos» (parcelas amuralladas) registran la historia particular de la viña. De hecho, los monjes trabajaron especialmente en delimitar e identificar los terruños.

Durante la Edad Media, las congregaciones religiosas percibían dádivas de la nobleza, sobre todo expresadas en tierras. Estas parcelas eran particularmente empleadas para producir vino de manera masiva. Sin embargo, el trabajo riguroso de los monjes terminó habilitando un progreso notable en la viticultura gracias a una mayor calidad y producción. Fue en ese momento que se les habilitó la comercialización de vino. A partir del siglo XV, su calidad empezó a reconocerse a lo largo de toda Europa. Cabe destacar que, en los últimos años, estos climas se incluyeron en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Partiendo de esta primera delimitación de los distintos terruños, la clasificación de los vinos de Borgoña legitima cuatro niveles de denominación: denominaciones regionales, denominaciones comunales, denominaciones de Premiers Crus y, por supuesto, los afamados Grands Crus de Borgoña.

Denominaciones regionales y comunales

La denominación regional de Borgoña refiere principalmente a vinos de un terruño que incluya la totalidad de los poblados productores de vino de las regiones de Yonne, Saône-et-Loire y Côte-d’Or.

Es decir que los vinos producidos en esta denominación provienen de un área a lo largo de toda una subregión. Dicha categoría incluye a más del 50% de los vinos producidos en Borgoña, con no menos de seis DOC regionales reconocidas. En paralelo, además existen otras catorce denominaciones geográficas complementarias.

De manera que podemos encontrar vinos con una etiqueta que contiene la palabra «Borgoña«, con adiciones excepciones tales como los Mâcon Villages. Las condiciones de producción con denominación geográfica son ostensiblemente más restrictivas. Por lo tanto, incrementan el punto de exigencia respecto a las denominaciones regionales sin denominación.

La denominación de origen de las comunas de Borgoña, a veces referidas como denominación comunal, reúne los vinos que se producen en una parte determinada del viñedo de Borgoña. Dicha área de producción puede abarcar, a veces un pueblo, y a veces varios. En suma, prácticamente un tercio de la producción vinícola de Borgoña procede de estas 45 AOC comunales, conocidas como «appellation village» que se extienden por los viñedos de la Basse-Bourogne, la Côte Chalonnaise, el Mâconnais, la Côte de Nuits y la Côte de Beaune. De esa forma, estos vinos están estrechamente asociados a la tierra de origen destacada en la etiqueta.