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ECONOMÍA

Asignaciones sociales de la ANSES: el negocio millonario que se disputan los bancos y las fintech

Gestionar los fondos de jubilaciones y asignaciones genera ingresos millonarios por comisiones.

ANSES

El cobro de las asignaciones sociales de ANSES se ha convertido en el nuevo campo de batalla entre bancos tradicionales y fintech en Argentina. Finalmente, luego de años de retrasos y marchas atrás, a principios de 2024, las billeteras digitales recibieron finalmente el visto bueno para operar como canales de pago de programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH), Alimentar y Progresar. Esta apertura ha intensificado la competencia en el sector financiero local.

Aunque desde 2019 una resolución de ANSES permitía el uso de billeteras digitales para el cobro de prestaciones, la implementación plena de esta funcionalidad se había postergado. Durante la gestión anterior, incluso, asignaciones como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) solo podían cobrarse a través de bancos. Ahora, con el nuevo contexto, las fintech están ganando terreno.

Un negocio en expansión

Detrás de esta disputa subyace un negocio millonario. Gestionar los fondos destinados al pago de jubilaciones y asignaciones no solo genera ingresos por comisiones, sino que también abre la puerta a ofrecer otros productos financieros a una amplia base de clientes.

Las fintech, apoyadas en la tecnología, pueden ofrecer servicios personalizados, créditos rápidos y productos de inversión con mayor eficiencia. «Nuestra tecnología nos permite abrir miles de cuentas en el momento, todo desde el teléfono celular, y dar líneas de crédito no basadas en la capacidad humana de un ejecutivo revisando carpetas», destaca Arregui.

Mercado Pago lidera la expansión

En el segmento de las billeteras digitales y cuentas virtuales (CVU), Mercado Pago se posiciona como el principal actor impulsando este cambio. Tras varios meses de pruebas piloto, en abril de 2024 lanzó oficialmente la posibilidad de cobrar asignaciones de ANSES a través de su plataforma. Comenzó con 24.000 usuarios y, en pocos meses, alcanzó los 340.000 beneficiarios que reciben sus prestaciones en la billetera digital.

Si bien esta cifra aún es pequeña en comparación con el universo total de beneficiarios—la AUH cuenta con 2,24 millones de titulares y las becas Progresar superan los 1,7 millones—representa un crecimiento significativo. La mayoría de estos beneficiarios cobraban sus asignaciones a través de bancos, pero ahora las fintech buscan atraerlos ofreciendo ventajas competitivas.

Según Paula Arregui, vicepresidente senior de Mercado Pago, el crecimiento se debe a la «facilidad» en el manejo de los fondos. Los usuarios valoran poder administrar su dinero desde el celular y operar sin necesidad de acudir a sucursales físicas. Además, el 84% de este grupo asegura utilizar menos efectivo en su día a día desde que cobran a través de la billetera.

Otro factor clave es la cuenta remunerada que ofrece Mercado Pago. El 85% de quienes cobran sus asignaciones a través de la plataforma mantienen su dinero en la cuenta y generan rendimientos. Arregui señala: «La gente sabe que no le gana a la inflación, pero está cerca, y siempre es mejor que cero», en referencia a las cajas de ahorro tradicionales que no ofrecen intereses.

Ualá se suma a la competencia

La tendencia también se refleja en Ualá, que desde 2023 cuenta con licencia bancaria además de ofrecer cuentas virtuales. La empresa reporta que, desde febrero, el número de clientes que cobran asignaciones de ANSES en su plataforma se multiplicó por diez. Destacan que el 78,5% de estos usuarios son mujeres y que tres de cada cuatro utilizan productos de inversión ofrecidos por la fintech.

Más allá del cobro de asignaciones

Las fintech ven en el cobro de asignaciones un primer paso para ampliar su base de clientes y ofrecer otros servicios financieros, como créditos y medios de pago propios. Arregui enfatiza que esta dinámica promueve una mayor inclusión financiera. Aunque los beneficiarios ya estaban bancarizados, el uso de las billeteras digitales les permite acceder a nuevas herramientas y productos.

«Cuanto más usás, más rastro vas dejando sobre lo que hacés, y eso nos permite conocer al usuario y empezar, por ejemplo, a ofrecer líneas de crédito. En nuestras encuestas, el 75% de las personas que reciben asignaciones con nosotros nunca había tenido acceso a crédito», explica Arregui.

Además, muchos de estos usuarios empiezan a utilizar otras funcionalidades de la plataforma: dos de cada tres realizan pagos con códigos QR, el 55% carga crédito en el celular y el 33% paga servicios desde la aplicación.

El próximo objetivo: las jubilaciones

Consolidado el avance en el cobro de asignaciones sociales, las fintech apuntan ahora a un segmento aún más grande: las jubilaciones. Según datos de ANSES, 7,5 millones de argentinos perciben jubilaciones. Actualmente, por regulación, estos haberes solo pueden cobrarse a través de cuentas bancarias o en oficinas de ANSES.

Arregui reconoce que Mercado Pago está evaluando esta posibilidad: «Ahora empezamos a probar con las funciones que tenemos habilitadas y, viendo los números, sin dudas vamos a ir a algún tipo de charla o negociación para ver si podemos habilitar lo que hoy falta», comenta, sin precisar fechas.

Preocupación en el sector bancario

El avance de las fintech en estos segmentos ha generado inquietud en los bancos tradicionales. Históricamente, el cobro de jubilaciones y asignaciones impone a las entidades financieras requisitos en términos de infraestructura: sucursales, cajeros automáticos, personal especializado y atención personalizada para quienes aún prefieren manejar efectivo.

Desde el sector bancario advierten que estas obligaciones representan un «puro costo» y que, si las fintech pueden ofrecer estos servicios sin las mismas exigencias regulatorias, se genera una competencia desleal. Además, resaltan la importancia de las garantías y mecanismos de seguridad que los bancos deben cumplir en el manejo de fondos y depósitos, especialmente tratándose de sectores vulnerables como jubilados y beneficiarios de programas sociales.