La economía argentina ha comenzado su recuperación, con una mejora visible en los niveles de actividad tras haber dejado atrás la recesión, aunque a un ritmo desigual entre sectores y regiones. El reciente informe de actividad económica elaborado por la Bolsa de Rosario y la de Santa Fe, que destaca seis meses consecutivos de crecimiento, sirvió al Gobierno para sostener que la recesión quedó atrás.
Sin embargo, esta recuperación aún no ha tenido un impacto directo en la creación de empleo formal, que se mantiene en números negativos. De los diez indicadores principales analizados, el empleo en el sector privado y la producción agrícola siguen mostrando caídas. A pesar de ello, se espera que, con la consolidación de la recuperación, las empresas empiecen a reactivar sus contrataciones.
El economista Ramiro Castiñeira indicó que la actividad ha alcanzado el nivel que tenía antes de la caída de 2023, con un rebote en la actividad industrial y mejoras en otros sectores. Según el Índice General de Actividad (IGA) de Orlando Ferreres, el crecimiento del 1,4% en octubre coincide con la tendencia ascendente en el consumo y el poder adquisitivo de los salarios.
Consumo y crédito impulsan el mercado
La reaparición de las cuotas sin interés y el uso de tarjetas de crédito están impulsando el consumo. En octubre, el uso de tarjetas de crédito creció un 12%, con un alza acumulada del 49% desde abril, según el especialista César Bastien, quien subraya que el nivel de consumo con tarjeta ha superado los registros del año anterior, acompañado de una caída en la morosidad.
Sectores como el agro, la energía y la minería experimentan un crecimiento rápido, atrayendo inversiones extranjeras y dinamizando economías locales en sus zonas de influencia. Sin embargo, estos sectores, aunque relevantes para la actividad económica, no generan empleo masivo, lo cual explica en parte el retraso en la creación de nuevos puestos de trabajo formales.
Desafíos para la clase media y sectores vulnerables
El impacto de esta reactivación es variable: en la clase media, el aumento de tarifas y la inflación han reducido su capacidad de consumo, mientras que los sectores de menores ingresos comienzan a experimentar cierto alivio. El Gobierno ha mantenido el poder adquisitivo de la AUH y la tarjeta alimentaria, y los ingresos informales han subido al ritmo de la inflación, lo cual ha beneficiado a los hogares más vulnerables.
Perspectivas para el cierre del año
El último bimestre del año traerá novedades en política monetaria y cambiaria. La eliminación del impuesto PAIS abaratará las importaciones y podría llevar a una disminución en el ajuste mensual del tipo de cambio oficial. Además, se evalúa eliminar el dólar “blend” para exportadores. La cuestión del cepo cambiario parece relegada, mientras los inversores reaccionan positivamente a las medidas adoptadas para la deuda pública, proyectando una reducción del riesgo país a 500 puntos para mediados del próximo año.