El Ministerio de Economía, con Luis Caputo a la cabeza, logró colocar $1,53 billones en la primera licitación de deuda en pesos de noviembre. Aunque solo renovó el 52% de los vencimientos que se aproximan, los cuales suman alrededor de $2,9 billones. En esta oportunidad, se rechazó una cuarta parte de las ofertas realizadas por los inversores. Además, el canje propuesto para aliviar un bono indexado a la inflación con vencimiento en febrero de 2025 logró una adhesión del 38%, lo que se considera insuficiente para aliviar la presión sobre los pagos del Tesoro.
La Secretaría de Finanzas, liderada por Pablo Quirno, recibió ofertas por un total de $2,17 billones, pero adjudicó solo $1,53 billones. Esto permitirá que el próximo lunes, cuando se liquide la operación, se liberen al mercado cerca de $1,4 billones. Los funcionarios del Ministerio explican que estas renovaciones parciales son parte de una estrategia para aumentar la liquidez en el sistema bancario y responder a la demanda de créditos. El uso del colchón de pesos depositado en el Banco Central para pagar los compromisos se considera una medida para remonetizar la economía.
Detalles de la estrategia de Economía
Finanzas colocó $134.762 millones en el Boncer cupón cero a mayo de 2025, $69.204 millones en otro Boncer a octubre del próximo año, $798.472 millones en uno con vencimiento a marzo de 2026 y $525.770 millones en otro a octubre de 2026.
La señal sobre las tasas también fue clara en esta licitación. Las tasas internas de retorno efectivas anuales (TIREA) estuvieron por debajo de las obtenidas en la licitación de fines de octubre. Se colocaron los títulos a una tasa del 7,37% para el cupón con vencimiento en mayo de 2025, 8,99% para octubre de 2025, y alrededor del 10,15% para los títulos con vencimientos en 2026. La decisión de rechazar una parte de las ofertas estuvo alineada con la estrategia de no convalidar mayores tasas para la deuda indexada por inflación.
En la city, se interpretó que la exclusión de las Lecap y Boncap de la licitación buscó respaldar la idea de que la inflación continuará disminuyendo y, en consecuencia, las tasas podrían seguir ajustándose a la baja. Como resultado, hubo un incremento en la demanda de estos títulos, lo que comprimió aún más sus rendimientos.