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POLÍTICA

Javier Milei enfrenta un duro desafío con la reconstrucción de la SIDE: la falta de perfiles especializados

El gobierno enfrenta la difícil tarea de reconstruir una SIDE considerada «diezmada» durante la gestión anterior.

Javier Milei

En su intento por revivir y fortalecer la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), el gobierno de Javier Milei recurre a figuras experimentadas en el ámbito de la inteligencia nacional, muchas de ellas veteranos del espionaje. Según fuentes cercanas, estos agentes retirados, pertenecientes a diversas generaciones y con lealtades diversas, están llamados a transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones de espías. Y es que el objetivo es claro: revertir lo que describen como la «demolición» de la SIDE. Proceso acaecido durante la administración de Alberto Fernández y la intervención de Cristina Caamaño.

No obstante, la reincorporación de estos perfiles no está exenta de desafíos. Al frente de la SIDE, Sergio Neiffert, quien carece de antecedentes en Inteligencia, enfrenta la compleja tarea de identificar y asignar agentes adecuados, una labor que algunos observadores califican de amateur. Esta carencia de experiencia ha suscitado críticas y dudas sobre su capacidad para seleccionar al equipo adecuado.

Por otro lado, algunos defienden a Neiffert, destacando que su falta de trayectoria en el espionaje argentino podría ofrecer una perspectiva renovada. En este sentido, un veterano del sector asegura que, «si bien Neiffert es ajeno a la historia de la inteligencia argentina, su inteligencia y apertura a escuchar son rasgos favorables en su rol actual».

El regreso de la vieja guardia

Algunos de los nuevos nombres al frente de la SIDE son conocidos. El comisario retirado Alejandro Cecati ahora lidera la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), área anteriormente conocida como «Reunión Interior». Además, Alejandro Colombo asumió la dirección del Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), encargado de recabar información en el exterior. Varios de estos nombramientos reflejan vínculos con figuras icónicas como Antonio «Jaime» Stiuso. Sin embargo, expertos consideran que muchos de estos veteranos operan sin lealtades exclusivas a figuras de su pasado.

El regreso de estos agentes veteranos responde en parte a la decisión del jefe de la SIDE de retomar la estructura tradicional del espionaje argentino. Esta reorganización tiene como precedente inmediato la administración de Silvestre Sívori. Cabe recordar, que fue quien recurrió a veteranos militares, aunque su equipo no sobrevivió al reemplazo de Nicolás Posse por Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete.

En el marco de esta reestructuración, el reciente decreto de necesidad y urgencia (DNU) 614/2024, impulsado por el actual secretario de Estrategia Nacional, José Luis Vila, ha facilitado el retorno de estos veteranos, permitiéndoles conservar sus jubilaciones mientras se les asignan funciones estratégicas. Este regreso de figuras experimentadas se enmarca en el objetivo de transmitir la cultura del espionaje a una nueva generación. Sin embargo, no pocas voces se han levantado con fuertes críticas hacia la intervención de Caamaño, señalada por haber reducido significativamente la capacidad de la SIDE.

Tensiones políticas y lealtades poco claras

A nivel político, las influencias también son variadas. Si bien se ha descartado la participación activa del general César Milani en la SIDE, se reconoce su presencia en la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso. Este espacio, ahora presidido por el senador radical Martín Lousteau en una alianza táctica con el kirchnerismo, ha dado lugar a nuevas tensiones políticas, al tiempo que se proyectan nuevas reformas en materia de seguridad interior.

Fuentes del sector sugieren que el verdadero poder detrás de estos cambios en la SIDE y la Comisión Bicameral es Santiago Caputo. Y es que la influencia del Asesor Presidencial se extiendería en varias direcciones. Por ejemplo, la designación de Andrés Vázquez como nuevo titular de la Dirección General Impositiva (DGI). Este último, con una larga carrera en inteligencia fiscal, es visto como una figura clave en la red de inteligencia. Además, contaría con vínculos que cruzan las fronteras entre facciones históricas del espionaje argentino.