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POLÍTICA

Martín Menem contra las cuerdas: el oficialismo negocia a contrarreloj para evitar los proyectos que limitan el poder de los DNU presidenciales

Desde Casa Rosada subestimaron a los kirchneristas y ahora enfrentan una situación delicada sin los votos necesarios en el Congreso.

Martín Menem

El Gobierno de Javier Milei, mientras celebra el descenso del riesgo país y la aparente victoria sobre los gremios de Aerolíneas Argentinas e Intercargo, mira con preocupación a Martín Menem y la situación en el Congreso. La oposición ha intensificado sus esfuerzos para convocar a una sesión especial que busca limitar el uso de los Decretos de Necesidad de Urgencia (DNU) del Ejecutivo, y los números en el oficialismo no parecen suficientes para frenarlos. La aprobación de estas iniciativas pondría en riesgo la capacidad de Milei para gobernar sin el apoyo del Congreso.

La situación deja a La Libertad Avanza en una frágil posición, en minoría y sin alianzas claras, lo que los obliga a buscar apoyos en otras fuerzas y aliados provinciales, al igual que en negociaciones anteriores durante los debates de septiembre y octubre sobre los vetos previsional y universitario. El objetivo actual es evitar que alguna de las propuestas para reformar la ley de DNU logre la media sanción necesaria para avanzar hacia el Senado antes de fin de año.

Un exceso de confianza peligroso

El Gobierno inicialmente restó importancia al proyecto, considerando que no prosperaría debido al histórico uso de los DNU por parte de administraciones anteriores, como las de Cristina Kirchner y Mauricio Macri. «Sería incoherente y desestabilizador», decían en la Casa Rosada. Además, confiaban en que la fragmentación de la oposición impediría que se pusieran de acuerdo en un proyecto unificado, dado que existen 16 iniciativas con estado parlamentario impulsadas por diferentes fuerzas, incluyendo la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y Unión por la Patria.

Sin embargo, el impulso inicial de Encuentro Federal logró unificar apoyos de sectores críticos de la UCR y de Unión por la Patria, comenzando el debate en las comisiones de Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento. Esta semana, los partidos opositores lograron reunir las voluntades necesarias para exigir una sesión especial con la ley de DNU en el temario, forzando a Menem, en Diputados, a tomar una decisión conforme al reglamento.

«Ahora sí estamos preocupados», reconoció un funcionario en la Casa Rosada. Mientras tanto, en el Congreso, los libertarios iniciaron conversaciones subterráneas para intentar frenar la medida. Dependiendo principalmente del PRO, la posición de este partido aún no está clara. Aunque Macri usó los DNU durante su mandato y jamás intentó modificarlos, dentro del PRO existen opiniones divididas sobre cómo actuar en esta eventual sesión. El lunes próximo, los diputados del PRO se reunirán para definir su postura, tras la vuelta del jefe de bloque, Cristian Ritondo, quien estuvo en Estados Unidos.

Cuál es la jugada del kirchnerismo

Los proyectos de la oposición proponen, entre otras medidas, limitar el plazo para que el Congreso ratifique los decretos a entre 90 y 120 días, además de requerir la aprobación de ambas Cámaras. En caso de que no se logre el aval del Congreso en el plazo estipulado, el DNU perdería validez automáticamente.

Milei ya ha anunciado que vetará cualquier modificación en caso de ser aprobada. No obstante, de ser necesario un veto, el oficialismo nuevamente se enfrentaría a la oposición en un intento por sostener su postura, en un debate que podría extenderse hasta 2025.

Múltiples frentes de batalla: un escenario conocido para Milei

El Gobierno también enfrenta otras batallas legislativas complicadas, como la aprobación del Presupuesto 2025 y la posible eliminación de las PASO. En ese sentido, el Ejecutivo podría extender las sesiones ordinarias o convocar a extraordinarias para asegurar la aprobación de estos temas.

Para enfrentar la situación, el oficialismo ha optado por responsabilizar al kirchnerismo y tratar de asociar al resto de la oposición con Kirchner, como parte de una estrategia de presión. “Estamos trabajando para que las otras fuerzas políticas no se dejen arrastrar a un cambio antidemocrático”, afirmó un asesor gubernamental. Esta estrategia funcionó anteriormente con el PRO, pero la relación con Macri se ha vuelto más tensa en las últimas semanas, ya que el exmandatario exige una formalización de la alianza que aún no se ha concretado.