Pepe Mujica, expresidente de Uruguay, se mostró preocupado por el triunfo de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos, porque considera que ha ganado un grupo de la sociedad que no cree que en el cambio climático y que es intolerante ante la opinión diferente. En ese marco, Mujica dijo que estos sectores políticos conservadores y de ultraderecha pagarán las consecuencias de un «holocausto ecológico» si no hacen las transformaciones pertinentes.
«Estoy exhorto por el resultado de las elecciones en estados unidos, especulando un poco cuáles son las consecuencias par América Latina», expresó Mujica en una entrevista para Gustavo Sylvestre en Radio 10 y sumó: «No sabemos si Trump va a cerrar la economía, hay un clima de incertidumbre».
«Hay una especie de creciente retroceso civilizado en países desarrollados, hay que tolerar y tener la capacidad de aprender con diferencias ideológicas y mantener un clima de respeto. Estos que se llaman liberales hoy han dejado la filosofía que dio origen al liberalismo… no tienen otra que desembocar en regímenes autoritarios o violentos», sentenció el dirigente político del Frente Amplio.
El análisis de Mujica sobre el electorado de Donald Trump
«En Estados Unidos todavía hay gente enamorada de las grandes fábricas y que sueñan con volver a ese mundo, sin tener en cuenta las transformaciones que se dieron en el mundo y votan… con nostalgia conservadora», comentó el exmiembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.
«Estos (los votantes de Trump y Javier Milei) son los que no quieren ver el cambio el climático y no quieren cargar con los costos de las transformaciones inevitables que hay que hacer para cuidar un la naturaleza en la cual vivimos, por eso es muy probable que vía un holocausto ecológico paguemos un precio alto», concluyó.
Las declaraciones del expresidente uruguayo resuenan con especial fuerza en un momento donde el negacionismo climático gana terreno en distintas partes del mundo. Sus advertencias sobre un posible «holocausto ecológico» no solo apuntan a las consecuencias ambientales, sino que también señalan una preocupante tendencia global hacia políticas que priorizan intereses económicos inmediatos por sobre la supervivencia del planeta a largo plazo.