El consumo de carne vacuna en la Argentina alcanzó su nivel más bajo en 22 años. Entre enero y noviembre de este año, el consumo interno por habitante fue de 47,4 kilos anuales, una caída del 11,1% respecto al mismo período de 2023.
De acuerdo a un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), la retracción en el consumo responde a un aumento de los precios de la carne por la reducción del stock ganadero, consecuencia de la sequía extrema que azotó al país durante 2023. Esta situación obligó a una venta anticipada de ganado y afectó negativamente la reproducción de terneros. A su vez, el impacto inflacionario en el poder adquisitivo limitó el acceso de los consumidores a productos básicos como la carne vacuna.
A pesar de la caída en el mercado interno, las exportaciones de carne vacuna crecieron un 14,5% en los primeros diez meses del año, alcanzando un máximo histórico de 528,1 mil toneladas. Este aumento estuvo impulsado principalmente por las ventas a China, Israel, Estados Unidos y Alemania. Sin embargo, se registró una disminución mensual del 6,6% en octubre, atribuida a la estabilización de envíos a Israel tras un récord en septiembre.
La producción de carne vacuna también presentó una caída. En los primeros once meses de 2024, se registraron 2,894 millones de toneladas res con hueso, lo que representa un descenso del 4,9% interanual. La faena total fue de 12,67 millones de cabezas, un 5,7% menos que en 2023. Los establecimientos con habilitación del Senasa concentraron el 78,8% de la faena.
Impacto en los frigoríficos
La faena de machos y hembras experimentó contracciones significativas, con disminuciones del 5% y 6,4% respectivamente. La caída en la faena afectó directamente a los frigoríficos, que se enfrentaron a una menor actividad y a un ajuste en los precios debido a la baja disponibilidad de hacienda.
El informe de CICCRA señala que el consumo interno aparente totalizó 2,038 millones de toneladas, un 10,1% menos que el año anterior. Esta disminución refleja la incapacidad del mercado local para competir con la demanda externa en un contexto de limitaciones económicas para los consumidores argentinos.
Aunque el panorama actual es preocupante, el sector cárnico podría experimentar una leve recuperación si las condiciones climáticas mejoran y se estabilizan los precios. Sin embargo, la posibilidad de que el consumo interno alcance niveles históricos nuevamente dependerá de una mejora en el poder adquisitivo y la implementación de políticas que favorezcan la producción ganadera.