El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, enfrenta una de las decisiones más trascendentales de su carrera política: desdoblar o no las elecciones provinciales de las nacionales en 2025. Lo que podría parecer una cuestión técnica es, en realidad, el epicentro de una puja de poder que trasciende lo electoral y desnuda las tensiones internas del peronismo.
Desde hace meses, la estrategia electoral de Kicillof genera un fuerte debate dentro del Frente de Todos, donde se encuentra entre las expectativas de Cristina Fernández de Kirchner, quien fuera su mentora política, y sus propias ambiciones de consolidarse como líder autónomo del peronismo bonaerense.
Una relación con fisuras
La relación entre Kicillof y Cristina Kirchner, hasta hace poco inoxidable, comenzó a mostrar grietas tras la reelección del gobernador en 2023. Según allegados, el mandatario considera que ya es momento de construir un camino propio, lejos de la tutela de quien lo catapultó al poder en 2009, primero como un joven economista en Aerolíneas Argentinas y luego como ministro de Economía.
Recientemente, Cristina Kirchner sorprendió al llamar a Kicillof un “peronista tardío”, una frase que interpretaron muchos como un intento de deslegitimarlo dentro del movimiento. Esta caracterización apunta a los orígenes universitarios e independientes de Kicillof, lejos de las estructuras tradicionales del PJ.
Sin embargo, informó NA, la disputa no es únicamente simbólica. El gobernador pretende plebiscitar su gestión al frente de la provincia más grande del país y, para eso, evalúa desdoblar las elecciones, adelantando los comicios legislativos provinciales y municipales para separar la discusión bonaerense de las tensiones de la política nacional.
El dilema del desdoblamiento
El desdoblamiento electoral, una estrategia utilizada en otros momentos de la historia política argentina, permitiría a Kicillof centrar la campaña en temas locales y aprovechar su alta imagen positiva en el territorio bonaerense. Para sus aliados, esta movida podría fortalecer al peronismo provincial y evitar que el desgaste del Frente de Todos a nivel nacional termine perjudicando la gestión bonaerense.
Quienes apoyan esta idea aseguran que una buena performance electoral en la provincia podría tener un efecto positivo en las elecciones nacionales, funcionando como un trampolín para recuperar terreno frente a la creciente influencia de La Libertad Avanza. Además, un cronograma separado daría a Kicillof y a los intendentes mayor control sobre las listas locales, reduciendo la influencia de La Cámpora en la confección de candidaturas.
Sin embargo, la propuesta no está exenta de resistencias. Cristina Kirchner, firme defensora de la integración entre las campañas nacionales y provinciales, considera que el desdoblamiento fragmenta el proyecto político del peronismo y debilita la lucha contra Javier Milei. Sergio Massa también se opone a esta idea, al igual que gran parte del camporismo, que teme perder influencia en la provincia si las elecciones se desacoplan.
¿Hacia dónde va Kicillof?
En el contexto de estas tensiones, Kicillof se encuentra en una situación compleja. Por un lado, desea mantener el respaldo de Cristina Kirchner, pero también busca mostrar independencia en su liderazgo. Esta ambivalencia se refleja en la postura de Andrés “El Cuervo” Larroque, ex hombre fuerte de La Cámpora, ahora reconvertido en aliado del gobernador. Larroque es uno de los principales impulsores de que Kicillof consolide un espacio autónomo dentro del Frente de Todos.
El panorama se complica aún más por la indefinición sobre la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Si el Gobierno nacional logra avanzar en este terreno, el desdoblamiento perdería fuerza, ya que las elecciones provinciales quedarían naturalmente vinculadas a la estrategia nacional.
Un tablero en movimiento
Por ahora, Kicillof no ha tomado una decisión definitiva, pero las señales indican que el gobernador mide cuidadosamente hasta dónde puede tensar la cuerda con Cristina Kirchner sin romper la alianza. La decisión final podría marcar el futuro político del peronismo en la provincia y definir el lugar de Kicillof en la lucha por el liderazgo del movimiento.
Mientras tanto, en el horizonte aparece un rival poderoso: La Libertad Avanza, liderada por Javier Milei, que busca capitalizar el descontento en la provincia y romper el tradicional dominio del peronismo en el territorio bonaerense.
La respuesta de Kicillof no solo definirá su futuro inmediato, sino también la capacidad del Frente de Todos para mantenerse competitivo en la provincia que, por su tamaño y peso político, es clave en cualquier proyecto nacional.