Como un antecedente y un logro histórico para reconocer el duelo, así se califica a la Ciudad de Buenos Aires que será el primer distrito de Argentina en permitir que las familias inscriban con un nombre a los bebés que mueren antes de nacer. Con esto se estará marcando un avance significativo en el reconocimiento de este doloroso proceso. Esta disposición, impulsada por el Registro Civil porteño, responde a un reclamo de años por parte de quienes han atravesado la pérdida de un embarazo.
Hasta ahora, los fetos eran registrados como NN junto al apellido de los padres, sin la posibilidad de otorgarles un nombre. La medida permitirá que los progenitores incluyan la identidad deseada en el acta de defunción fetal, sin modificar el orden jurídico actual. Además, tendrá alcance retroactivo para los últimos dos años, posibilitando la rectificación de partidas anteriores.
Un marco de respeto y acompañamiento
La nueva normativa entrará en vigor tras su publicación en el Boletín Oficial, prevista para esta semana. “Buscamos acompañar a las familias en su proceso de duelo, dándoles un lugar especial a esa vida que existió en sus sueños y esperanzas”, destacó César Torres, secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano.
La disposición también facilitará que los efectores de salud cumplan con este reconocimiento, otorgando a las familias una herramienta simbólica para procesar su pérdida. “Es parte de su historia y de un duelo más saludable”, añadió Torres.
El impacto de un derecho simbólico
Rocío Troncoso, referente de la campaña nacional para modificar la Ley de Parto Respetado, celebró esta iniciativa como un precedente importante. “A veces dicen que es solo un papel, pero para las familias significa mucho. Poder decir: ‘Mi hijo existió’ es fundamental”, expresó.
Actualmente, las leyes argentinas no contemplan un marco uniforme para estos casos. Ante la pérdida de un embarazo, si el feto pesa menos de 500 gramos o tiene menos de 22 semanas, el cuerpo suele recibir el mismo tratamiento que los residuos patogénicos, salvo excepciones en las que los padres pueden solicitarlo para entierro o cremación.
Casos que marcan un camino
En 2023, una sentencia en Neuquén permitió inscribir con nombre a un bebé fallecido con 12 semanas de gestación, sentando un precedente judicial. Este caso reflejó la importancia de dar un marco legal a situaciones similares y destacó el trabajo de agrupaciones que impulsan un trato más humano hacia estas pérdidas.
La iniciativa porteña busca abrir la puerta a un cambio más amplio, alentando a otras provincias a adoptar medidas similares. Mientras tanto, las familias que elijan este camino podrán encontrar en el reconocimiento simbólico una forma de honrar la vida de sus hijos y aliviar, aunque sea un poco, el peso del duelo.