Para ayudar a alguien que padezca adición al juego, es importante considerar e identificar las señales y acercarse a la persona con empatía. De ese modo será posible instarlo a buscar ayuda profesional, apoyarlo durante el tratamiento y establecer límites que protejan tanto a la persona como a uno mismo.
La adicción al juego alude a una incontrolable necesidad de apostar, incluso cuando ello conduzca a consecuencias dañinas. Esta necesidad incluye intentos sostenidos de recuperar las pérdidas, ocultar el comportamiento y arriesgarse a daños significativos en aspectos financieros, personales o sociales.
Si se presenta la ocasión de tener que hablar con alguien acerca de su adicción al juego, es fundamental encarar la situación con empatía y educación. Sería óptimo escoger un espacio privado y calmo en que la persona en cuestión pueda sentirse segura y cómoda para llevar adelante la conversación. Asimismo, es importante mantener la calma y ser paciente, pues lo más probable es que la persona no acepte inmediatamente la existencia de un problema.
Algunas alternativas disponibles para sobrellevar una adicción al juego incluyen terapia cognitivo-conductual, psicoanálisis, terapia de grupo y asociaciones anónimas. Asimismo, la intervención profesional puede incluir también el asesoramiento contable para administrar las deudas, si las hubiese. Un sistema de apoyo que provea apoyo y entendimiento es vital para una recuperación a largo término.
La importancia de la intervención temprana
Resulta muy importante intervenir y ayudar a un jugador compulsivo a superar una posible adicción en un estadio temprano. De ese modo, es plausible prevenir un potencial daño irreparable y reforzar la recuperación. Ser capaces de proveer los recursos adecuados, tales como apoyo y entendimiento, antes de que la situación devenga patológica, puede hacer la diferencia y volver a vivir una vida normal.
Otro aspecto imprescindible es expresar las preocupaciones respecto a la adicción al juego sin juzgar ni criticar. Por el contrario, habría que señalar el carácter inusual de su comportamiento y los riesgos potenciales que podrían tener que enfrentar de manera eventual. Es decir, plantear la preocupación por la salud mental y las condiciones económicas que se ponen en juego con cada apuesta.
Así también, poner nuestro apoyo a disposición y sugerir la búsqueda de ayuda profesional. Una opción que demostró ser efectiva es acompañar a la persona a entrevistas con distintos profesionales, sin ingresar al consultorio. Es decir, aguardar en la sala de espera, y luego conversar acerca de los prospectos, identificar los reparos que señalen y tratar de disuadirlos reforzando, en cambio, los aspectos positivos.
Los mejores consejos para impedir que un adicto al juego lleve a cabo apuestas son educarse, reconocer las señales de una potencial adicción, iniciar la conversación de modo empático y sin emitir juicios de valor, ser pacientes con la persona, establecer límites y, sobre todo, mantenerse involucrados.